Muchas veces me han preguntado ¿Cómo has podido llevar esa vida de aventuras, te habrás gastado mucho dinero en ello? Mi respuesta ha sido –El dinero es siempre relativo y pocas cosas hay más baratas que realizar una aventura. Puedes salir de tu casa con lo puesto y ponerte andar hacia algún lugar, cercano o lejano, ahí decides tú la envergadura en que quieres convertir tu hazaña. Para ello no necesitas nada más que hambre de improvisación, adaptación y capacidad de sufrimiento. El resto te lo ofrece el destino y sus caprichosas formas. Todo radica en la previsión que quieras dotar a tu aventura, lo organizado que tengas todo y los recursos que dispongas. Sin embargo puedes no informarte de nada, ni siquiera de un mapa, guía o móvil, que facilite tu gesta. El arte de perderse uno y dejarlo todo en manos de la providencia y la intuición.  Todo lo que acontezca tendrá la facultad de sorprendernos, eso es vivir la aventura en estado puro y salvaje, al margen de cualquier tipo de información. O bien prever de ante mano lo que nos vamos a ir encontrando por el camino y tener la planificación absoluta, dejando poco o nada a la improvisación. Aun así no todo es previsible ni todo sale como uno quisiera, ya que en nuestra vida tarde o temprano nos encontraremos con piedras que caen del cielo aun estando despejado.

Toda empresa de resultado incierto podría catalogarse de aventura, y ahí caben muchas cosas, más de lo que nos imaginamos. Desde el momento del nacimiento nos convertimos en potenciales aventureros, somos pasto de las anomalías de nuestra estrella, aquella que dicta nuestra fortuna, nuestro propio sino.

Por mucho que uno sea cauto o precavido, nunca tendrás la certeza al cien por cien que las decisiones que tomemos van a ser las correctas. Las influencias de otros serán decisivas y el giro de nuestro rumbo puede estar a la orden del día en cada acción, en cada decisión, en cada propuesta. Por eso debemos educar a nuestros hijos en desarrollar capacidades resolutivas y de resiliencia que nos otorguen infinidad de registros para poder salir lo menos perjudicado de cualquier atolladero.

Si nos empeñamos en apartar todas las piedras del camino haremos de nuestros descendientes, niños asustadizos, incapaces de tomar una decisión, de afrontar una iniciativa o de valerse por sí mismos. Crearemos personas vulnerables de cristal, frágiles de carácter, victimas del primero que les levante la voz. Carecerán de criterio y serán fáciles de domesticar. La sobre protección acarrea esa lacra. A nuestros hijos hay que enseñarles supervivencia y respeto a partes iguales. De nada sirve crear un superhombre sino sabe convivir, apoyar y apoyarse en los demás. Somos animales gregarios debemos cultivar las relaciones humanas y la empatía, y a la vez ser tipos duros e implacables. Parece contradictorio pero no lo es.

Probablemente la mayor aventura que me he corrido jamás, ha sido la determinación de tener un hijo. Ahora en plena adolescencia donde no sabes por donde vienen las tormentas, el único consuelo que tengo es saber que esta singladura es pasajera y transitoria, y que en las aguas de ese océano vendrán las calmas y los alisios favorables para llegar a buen puerto.

 

Antonio Robledo ZAPA

 

Cuando uno opta por hacer de su vida una aventura, renuncia a muchas cosas excepto a soñar. Toda aventura se fragua por medio de sueños previos, sueños que modelan proyectos e ilusiones que florecen fruto de la imaginación. Descubrir un paraíso, desvelar un misterio, hallar un tesoro, es la conclusión final que conlleva una acción, a menudo ardua y costosa llena de vicisitudes y peripecias. Lo fácil no atrae ni produce esa sublime satisfacción difícil de explicar, pero que todo el mundo entiende y sabe a lo que me refiero. Es a través del esfuerzo, la tenacidad y la perseverancia cuando acaba llegando, en forma de éxito o reconocimiento, eso que los antiguos llamaban “la gloria”. Existen distintos niveles para llegar a ella. Algunos necesitan conquistar el Everest y otros nos conformamos con pequeñas andanzas igualmente satisfactorias y más alcanzables en su realización.

El día de ayer nos dispusimos a desvelar el enigma del cañón encontrado en las Hoces del Cabriel. Tras el gran revuelo creado por el hallazgo, patrimonio mandó al cuerpo de élite de la unidad de actividades subacuáticas de la guardia civil para poder dar constancia e identificar la pieza de artillería sumergida en las aguas de nuestro preciado río. Cinco especialistas buceadores y yo descendimos en balsa de rafting por las bravas aguas del cañón con todo el material necesario para la inmersión. Nos costó encontrarlo, no sé porque ese día las aguas no estaban tan cristalinas como nos tienen habituados, pero al final dimos con él, mientras otros dos miembros de la benemérita nos hacían el apoyo externo. Montamos un buen tinglado para acceder al lugar. Sentía que entre nosotros la admiración era mutua. Ellos, grandes profesionales curtidos en mil batallas de búsquedas subacuáticas y, por mi parte, el conocimiento del terreno y manejo de la embarcación. Pertrechados con botellas, reguladores, cámaras y cuerdas, comenzó la inmersión.

Los días anteriores fueron un no parar de atender a medios de comunicación, arqueólogos, expertos en armamento antiguo, etc. Parecía que todo el mundo estaba expectante de si podíamos sacar el cañón del cañón, ¿De qué época podría datar, era de la guerra de la independencia, de las guerras carlistas o pertenecía a la guerra civil? Nadie se explicaba por qué se hallaba ahí. Lo cierto es que nosotros, desde Kalahari Aventuras, no teníamos ni idea, solo teníamos unas fotos sacadas el día que dimos con él. Todo eran hipótesis.

Tras muchas dudas llegamos a la conclusión de que aquello no era un cañón, a pesar de su apariencia. Era una bomba, pero no de estallar, sino de extracción de agua. Una bomba gigante que instalaron para poder sacar el agua del río y llevarla a los campos de arriba en una finca llamada el Purgatorio. Abandonada en el lecho de rio con sus cuatro ruedas y desde donde surgía un tubo a modo de cañón que se introducía en la tierra y ascendía por las laderas hasta dicha finca y que, al parecer, nunca llegó a funcionar. Nuestro gozo en un pozo o, mejor dicho, en una poza. Lamentamos las expectativas creadas, pero a veces las cosas no son lo que parecen, aunque todo indicaba otra cosa. La verdad es que hasta que no lo palpamos físicamente, no salimos de dudas. El tesoro que creíamos haber encontrado se difuminó como nuestros propios sueños. Sólo puedo decir que fue bonito mientras duró y que, si bien no hallamos un histórico objeto, estoy seguro de que los fondos del Cabriel albergan otros tesoros y un millón de historias por descubrir en uno de los ríos más limpios y bonitos de Europa. Al volver a casa y con la decepción a lomos de mi conciencia, me di cuenta de que el verdadero y magnifico tesoro, era el propio río y sus prístinas aguas.

Antonio robledo ZAPA

Director de kalahari aventuras

 

Aventura y exploración van unidas. La exploración culmina con el descubrimiento: la mejor recompensa del aventurero. Descubrir una cueva, encontrar una vista, toparse con una cascada o algún objeto escondido o perdido en los albores de los tiempos.

Hace unos días el equipo Kalahari, impartimos un curso de instructor de river SUP (guía de paddle surf en aguas bravas). Sabíamos que el río había sufrido una riada colosal y que su curso había cambiado en algunos lugares, modificando el cauce.

El último día, después de 5 intensas jornadas de formación, acabamos con el descenso del gran cañón de las Hoces del rio Cabriel, un tramo con mayor dificultad técnica, donde los rápidos se tornan en aguas bravas

Llegamos al corazón del cañón, a la altura de El Purgatorio, la zona más abrupta y aislada del río.  Un lugar por donde hemos pasado infinidad de veces. Pero esta vez algo extraño sumergido en las cristalinas aguas del Cabriel captó nuestra atención

La gran riada había modificado brutalmente el cauce y destapado un sorprendente cañón de las guerras carlistas o quizá de la guerra de independencia, oculto por sedimentos y gravas durante siglos. Ahora afloraba en un sitio difícil de creer. El rio lo había devuelto a la intemperie y a nosotros, el equipo de a Kalahari Aventuras nos había tocado encontrarlo, quizá fue suerte o quizá es la recompensa a 28 años descendiendo el río Cabriel

La sorpresa fue mayúscula. El cañón es enorme y parece en excelente estado de conservación con sus ruedas metálicas y todo. Y está perfectamente colocado en su posición en el lecho del río, como si alguien lo hubiese posado allí con mucho cuidado. Las preguntas nos asaltaron a todos desde el primer momento. La principal y más  extraña de todas ¿Cómo llegó semejante aparato hasta aqui, un lugar alejado de caminos, puentes y de cualquier signo de civilización. Un paraje en el incluso hoy todavía no hay cobertura ni ningún camino de acceso. ¿Quién tiró el cañón al río, qué hubo detrás de una acción así?  Llevarlo hasta ahí tendría un motivo. ¿Qué historia había detrás de ello?  Alguien supuso que podía tratarse de una retirada de los ejércitos, lanzando a los acantilados el arma para que no pudiera capturarla el enemigo y usarla en su contra. Otra teoría más peregrina es que no lo falcaron con una pía y con el propio retroceso al disparar se les callera al río. Esta es la teoría que más nos divierte, aunque no tenga ningún rigor.

Lo cierto es que el lugar donde se haya se encuentra muy distanciado de los pasos clave para poder cruzar esa gran barrera geográfica que es el Cabriel y su valle. Algo incomprensible para nosotros pero seguro que los historiadores y profesionales de lo antiguo nos darán una explicación coherente. Por lo pronto estamos dando parte a la guardia civil de patrimonio para que se haga cargo. Al fin y al cabo no deja de ser un arma.

Es una formidable paradoja haber encontrado un cañón en el cañón, valga la redundancia. El río, ese elemento vivo y cambiante que nos depara situaciones inesperadas, hoy nos ofrece un hallazgo histórico sorprendente, un pesado cañón de hierro fundido que a saber las guerras que habrá presenciado y los estragos que habrá causado. Si patrimonio quiere rescatarlo intentaremos sacarlo del río, ardua tarea, ya que deberíamos transportarlo por el agua hasta el puente de Vadocañas, situado 6 km rio abajo o bien extraerlo con un helicóptero, cosa bastante improbable debido a lo salvaje del lugar y a su arriesgada dificultad.

Este descubrimiento nos regala momentos sublimes de aventura en un territorio que conocemos bien. Felicitamos al equipo de Kalahari por el histórico hallazgo, siempre en la brecha o en el filo de lo imposible.

 

 

Ni el agua ni el tiempo se pueden retener. Por mucho que queramos detener el tiempo, llegará inevitablemente el fin en forma de esquela. Lo mismo pasa con el agua. Tarde o temprano buscará salida hasta llegar al inmenso mar donde finalizará su viaje, pasando a la eternidad.

Sí en algo ha sido desagradecido el ser humano, es en el trato ofrecido a los ríos. Es una paradoja que el único elemento indispensable para el ser humano es el agua, en su formato más tangible: los ríos. Estos han sido maltratados, vejados, contaminados y olvidados por la reciente humanidad. Tras una asombrosa indiferencia, el hombre de hoy menosprecia la mano que le dio de comer, el útero que le dio la vida, las venas de la tierra, la fuente de la vida. Como si no fuera con nosotros relegamos al ostracismo en post del obsceno confort de una opulencia ingrata que nos hace desmemoriados e ignorantes.

Todas las civilizaciones, todos los pueblos se han asentado en las riberas de los ríos, era la única condición indispensable para montar un asentamiento, tener el agua corriente cerca. Era imposible concebir la tribu si no nos ubicásemos a la vera de un curso fluvial.

Pero los ríos son poderosos como poderosa es el agua. Últimamente su furia se desencadena en avalanchas ingobernables con la fuerza atronadora de una mastodóntica bestia enloquecida. La tierra se enfada y descarga su cólera con un llanto de rabia que destroza puentes y rebasa presas e inunda indolentes mentes miopes.

Solo me queda pedir disculpa como especie, aunque en el fondo piense que nos lo merecemos por la falta de consideración con lo realmente es importante. Como el tiempo el agua nos otorga la divina concesión de la vida y nosotros: maltratadores, nos creemos por encima de todo, incluso de la madre tierra que nos vio nacer.

Protejamos los ríos, protejamos nuestras madres.

Antonio Robledo ZAPA

 

Elige. ¿Qué quieres seguridad o foto? Difícil decisión. Cuando  vamos a bajar ríos por esos mundos de Dios, aparece ese dilema. Llegamos a un lugar expuesto donde el peligro se multiplica y lo que vemos es un rápido espeluznante, donde asoman elementos que uno identifica como al menos inquietantes. Aparecen riesgos reales de sufrir un susto enorme o, más incluso, de jugarte la vida en un segundo. Siempre algún compañero suelta la frasecita con sorna “¿seguridad o foto?”

Precisamente esos lugares suelen ser espectacularmente atractivos para la fotografía, pues albergan grandes desniveles, movimientos virulentos o espumas atrapantes, otorgándole una inusual belleza fotogénica a la escena. Por norma, en los ríos vamos provistos de una bolsa de rescate. Es nuestra mejor amiga. Se trata de una cuerda que nos da acceso a cualquier lugar desde una orilla o un punto seguro. Ésta se encuentra embutida en una manga de cordura, que al lanzarla se despliega con cierta precisión y nos sirve para aferrarnos a ella, en el caso que todo salga mal para poder salir del atolladero dignamente. Pero para ello necesitamos las dos manos y hay que estar atento y concentrado, tanto o más que el que desciende el rápido. El safety o seguridad debe hacer confluir cuerda y rescatado con exactitud, todo ello en la hipotética cinta transportadora que es un río. En esos momentos estamos en lo que estamos y no hay tiempo para enfocar una cámara, aunque perdamos ese momento de gloria y no podamos pavonearnos en las redes sociales tan importantes hoy en día. “Actualmente lo que no muestras con imágenes sencillamente no existe”.

Que lástima perder nuestra integridad física por unos likes tan efímeros como la vida de un confeti. La esclavitud de la imagen hace que muchas veces estemos más pendientes de lo que verán nuestros seguidores, que de gozar un satisfactorio reto con uno mismo ante el brutal poder demoledor de las aguas bravas. Afortunadamente existen las go pro, esos artilugios del demonio que incrustados en el casco nos permiten grabar mediante un ojo de pez todo lo que nuestra mirada ve. La tecnología vino para quedarse y algunos compañeros son auténticos maestros de la edición, (no es mi caso, considerándome un minusválido digital). Ellos generan videos de pasmoso realismo creativo. Yo soy más de describir mediante letras lo que deparan las aventuras, aunque siento que el texto se queda obsoleto por mucho que me esmero en combinar sustantivos y adjetivos, pocos son los que leen ya (si has llegado hasta aquí, enhorabuena, te salvas). Aun así creo que la imagen no vale más que mil palabras, al contrario del dicho. Todavía no han sacado cámaras que reflejen sentimientos, sensaciones, emociones o escalofríos. Quizás el tiempo y la inteligencia artificial también me demuestren que nada es imposible y vuelva a equivocarme una vez más. ¿Dónde vamos a ir a parar? en todo caso yo, si me dan a elegir: seguridad, por favor, seguridad. No por nada, sólo para poder volver a contarlo y poder escribirlo para ustedes.

Antonio Robledo ZAPA

Muchos creen que conocen las Hoces del río Cabriel, porque han ido a hacer rafting al río Cabriel. Les mostraremos que no. Las Hoces del Cabriel es un sector muy concreto del parque natural, el tramo del gran cañón u Hoces. Lo normal es que ustedes hayan ido a descender el tramo de Tamayo (rafting clásico del Cabriel) a unos 30 km. río abajo de las Hoces. Para poder bajar las Hoces se necesita que el embalse de Contreras (aguas arriba) desembalse agua del pantano, si no es imposible.

Hacía mucho tiempo que no se podía realizar. A día de hoy se puede bajar el tramo de las Hoces (20km) porque al contrario que en media España este río tiene mucha agua, debido a las políticas de ahorro que ha tenido los años anteriores la CHJ (Confederación Hidrográfica del Júcar) institución que gestiona el agua.

Para pode bajar el cañón se necesitan guías muy experimentados ya que hay que conocer bien el tramo y disponer de una buena infraestructura. Son cuatro horas de descenso de una belleza indescriptible, transcurre por uno de los lugares más salvajes de la geografía europea. En Kalahari os ofrecemos la posibilidad de bajar este tramo tan especial y tan poco frecuentado. Os animamos a que bajéis con Kalahari empresa especializada.

Aprovechad el tiempo de suelta no os arrepentiréis. Reservad ya, no sabemos el tiempo que durará esta posibilidad. Conoceréis el corazón del parque natural que le da fama y nombre a esta reserva de la biosfera, patrimonio de la humanidad. Una experiencia única y maravillosa que pocas personas pueden presumir de haberla realizado.

También os ofrecemos la posibilidad de bajar el río durante dos días haciendo noche en el río. Esta opción es para los más aventureros y deseosos de gozar de una auténtica expedición en toda regla, os trasladará a lugares remotos, por su aislamiento y estado de conservación intacto de presencia humana. Tan cerca y a la vez tan lejos. A 1 hora de Valencia Y a 2,30 h. de Madrid. Solicitad más información en www.kalahari@kalahariaventuras.com. Número limitado

Rafting Hoces. Precio 75 € por persona

Expedición 2 días una noche, todo incluido. Precio 200 €

 

Curiosamente,  esta última sesión de puenting naturista nos ha deparado muchas cosas. Casi nos ha dado para escribir una tesis de quiénes somos y del comportamiento del hombre.

Los saltos fueron espléndidos. Todo el mundo saltó correctamente y todo fueron risas y euforias entre los asistentes y algún que otro curioso. No hubo medias tintas, saltamos todos con decisión. Nos lo pasamos en grande, como solemos hacerlo en estas ocasiones.

El reto de vencer dos miedos, el pudor y el vértigo, no es un tema baladí. Sabíamos que no era para mucha gente y, así fue, sólo vinieron cuatro a saltar. Pero ello no fue un impedimento para alcanzar cada cual sus objetivos. Lo más curioso, y eso es lo que nos ha hecho pensar profundamente, es que fueran 4 estupendas mujeres las que acudieron. Ni un solo hombre decidió asistir, cuando en las anteriores ediciones había una proporción de 10 hombres por una mujer. Fascinante.

¿Qué había pasado? ¿Tendría que ver algo la guerra, la inflación, el cornezuelo del centeno, Venus, Miguel Bosé, la luna? Nada de eso, ni nada parecido. La causa era un artículo en mi anterior post, en mi blog de Kalahari Aventuras, llamado METAMORFOSIS RETRACTIL DEL PUENTING NATURISTA. Cómo y de qué formas esas frases habían influido en la decisión de atraer al público masculino… Pues sí, habían influido y mucho.

El pudor había alcanzado un segundo nivel. No la falta de decoro en posar desnudo, ni si quiera en enseñar cada uno su longaniza, era el tamaño del pene lo que asustaba a nuestros amigos. La palabra retráctil nos hizo mucho daño. No valía consolarse con las afirmaciones científicas de que el aparato genital en su conjunto en un estado de alerta se repliega hacia nuestros adentros, haciendo que el instinto de supervivencia prevalezca por encima del pavoneo para conseguir o más bien deslumbrar. Nada de eso, el hombre, por encima de todo, debía tenerla más grande, ande o no ande. Y esa es la conclusión final de nuestro pequeño experimento sociológico. Qué suerte tienen las  mujeres, que controlan el aparente estado de su cuerpo. Ya estamos pensando en Kalahari en como echar un cable. Creemos que para el año que viene haremos puenting naturista con pastilla de Viagra incorporada. A ver si así no se rajan los que no tienen raja…jaja…jaja.

Metamorfosis retráctil de un puenting nudista

Kalahari nació para hacer más feliz nuestra existencia. Corría el año 1995 y decidí crear una empresa de aventuras en mi pueblo. Después de mucho deambular por la vida, sentí que una iniciativa así me haría sentirme realizado. Nadie creyó en mí, ni siquiera mis padres que posteriormente serían de gran apoyo. Tenía que ser algo diferente, algo que no solo sirviera para alimentarme, sino también debería ser un manantial de felicidad para mí y para los demás. Pronto encontré adeptos que me siguieron. Al principio eran clientes que yo les veía alguna cualidad y los invitaba a que se quedaran para aprender el oficio de guía.

Una de las actividades más llamativas con las que empecé, era el puenting. Saltar desde un puente con la precariedad de unas cuerdas y unos arneses hacia que a muchos les diera pavor, pero otros sentían la necesidad de conquistar el reto. Vencer el miedo, diciéndose a sí mismo – ¡Yo puedo!   Durante todo este tiempo ha sido una de mis actividades preferidas. Me lo he pasado francamente bien con la gente que se ponía al borde del abismo. Hace algunos años decidimos ir más allá, e invitar a saltar a la gente “gratis” quien lo hiciera desnuda. En estos últimos años no lo pudimos realizar, pero hoy que todo ha vuelto a la normalidad, volvemos a la carga con retadoras propuestas como esta.

Yo suelo encargarme de poner los arneses a las gentes que aceptan venir. Los chicos y chicas deben de doblegar dos desafíos importantes: el del vértigo, y el del pudor. Cuando llega el momento (me centro en el género masculino) los osados vencen el pudor rápidamente, sin muchos miramientos. Debo decir que sin fijarme exhaustivamente en el tamaño de sus atributos, (soy un profesional) puedo dar fe, que la mayoría obedecen a un tamaño estándar. Al cincharles los arneses comienzo a ver ciertos cambios fisiológicos en ellos. El pene comienza a menguar ostensiblemente, cuando les subo a la plataforma de lanzamiento segundos antes de saltar, la cosa se pone sería y lo que poco antes  era una disminución palpable de sus genitales, aquello comienza a invertirse de un modo retráctil. A la hora de dar la orden de salto prácticamente ha desaparecido entre sus inglés, los testículos se convierten en un par de pequeñas protuberancias apenas perceptibles. En ese precioso momento es cuando aparece “la metamorfosis” convirtiendo su aparato genital en una perfecta vagina, les desaparece el vello corporal y la voz se les torna más aguda. Hasta que al fin oyen, el un, dos, tres, salta.

Y como un ave mitológica vuela rumbo al vacío, acompañándoles un grito o más bien un graznido, hasta notar la firmeza de las cuerdas, que tensas y rígidas hacen pendular de un lado a otro ese ser antropomorfo. Entonces el hombre recobra su poderío natural de macho reproductor de la sabana. Rugiendo de felicidad ante los aplausos del resto de gente que hacen suyos el miedo y la euforia por partes iguales.

Próximo convocatoria el día 23 de abril 2023

Cuando los indígenas americanos veían a los primeros europeos a caballo, pensaban de ellos que eran solo un animal. Tan extasiados se quedaban que huían despavoridos ante tamaña criatura. Nunca habían visto un caballo, ni a un hombre barbudo, todo junto se asemejaba al mitológico centauro. En mi afición por el kayak en inhóspitos ríos sentí en alguna ocasión que producía tal sensación. Observado por gentes aisladas, no acostumbradas a la presencia de navegantes en sus turbulentos cauces, jamás presenciaron tal artefacto flotante. Cómo un extraterrestre bajando por sus ríos me veían, y más con casco, chaleco salvavidas y una piel de neopreno, en ocasiones también huían cuando intentaba preguntarles por algo, éramos de una sola pieza. Y es que esa misma sensación también la tengo yo al estar horas encajado en la angosta piragua ceñida como un guante. Así es… los kayakistas somos especialmente sufridores, pero sabemos que portamos la mejor herramienta para el descenso de ríos de aguas vivas. No hay nada como un kayak para poder sortear rápidos de toda índole, no se resisten ni las cascadas, es la auténtica reina de las aguas bravas. El hombrekayak no conoce límites, cada día supera récords, lo que hasta el día de ayer era considerado un infranqueable, llega un hombrekayak y rompe el himen de esa catalogación, otorgándole un grado 6º, el top de la navegación. ¿Para cuándo se inaugurará el grado 7º? En mi humilde opinión creo que ya hace tiempo que se alcanzó ese nivel. Aunque no está reconocido todavía. ¿Quizás sea el momento de ponerlo encima de la mesa? de todas formas si lo que quieres es iniciarte en este noble e inigualable deporte, te proponemos unas fechas para que puedas bajar y aprender las técnicas del kayak alpino o kayak de aguas bravas. El fin de semana 13 y 14 de mayo, en el río Cabriel a una hora de valencia y a dos horas y media de Madrid.

¡Alístate compañero riachero!

Antonio Robledo ZAPA

Ven a pasar el día a kalahari  te proponemos  muchas cosas o vente unos días con nosotros aquí tienes los packs:

PACK COMPLETO PASCUAS

DIAS   7, 8, 9 y 10 de abril

4 ACTIVIDADES A ELEGIR (las actividades son de larga duración, mínimo medio día) incluye una noche de barbacoa + 3 noches de alojamiento + 1 de regalo

RAFTING

RIVER SUP

KAYAK abierto

KAYAK cerrado

CANOA doble

SUPERVIVENCIA  UTIL

MULTIAVENTURA   (escalada, trelkking y pista de obstáculos)

DESCENSO DE BARRACO   (suplemento 5 € tasas)

Precio por persona …………………….240 € por persona

PRECIO EXPECIAL GRUPOS PACK COMPLETO

Grupo de 4 personas ……………………..198 € por persona

Grupo de 6 personas…………………….. 185 € por persona

Grupo de 8 personas……………………..  175 € por persona

PACK DE 2 DIAS UNA NOCHE

2 ACTIVIDADES A ELEGIR + 1 NOCHE + BARBACOA   Precio   120€ por persona

NOTA

Los alojamientos son en nuestros tipis indios donde dispondrás de cómodos colchones. Necesario traer ropa de cama o saco de dormir.

Las barbacoas se necesita un mínimo de 10 personas, sí son menos se facilitara la carne las verduras, la leña y las parrillas para que cada uno se la haga en nuestras instalaciones.

Las actividades a elegir se necesitan un mínimo de 5 personas para realizarla. Lo normal es que las actividades más clásicas no hay problema para llegar al mínimo.

La actividad de descenso de barranco lleva un suplemento de 5 € para los permisos de entrada

Los precios de las actividades incluyen material necesario para su realización, guías profesionales, seguros de R.C. y accidentes e impuestos.

No incluye transporte a las actividades, ni calzado para las actividades, hay que traer zapatillas deportivas o escarpines. No chanclas.

 

Desde que compré el teleportador de materia, no paro en casa. Ya me deshice del teletrasportador, aquel viejo cacharro que me hacía pasar a la velocidad de la luz por todo el universo. Con el teleportador salgo de mi casa y, zas, aparezco en Sirio sin tener que pasar por ninguna escabrosa área plagada de meteoritos o escombros interestelares. Ayer mismo me fui  al horizonte de sucesos del agujero negro 384-X-34Q, que me habían recomendado. Justo en el borde mismo, en primera línea, estuve haciendo un picnic ante el atrayente y negro agujero. Mañana me voy a un exoplaneta de la constelación de tauro, donde hay unas formaciones de cristales de berilio fantásticas para hacerme unas fotos y ser la envidia de la galaxia. Cada vez me aburre más la tierra: que sí un día hace calor, que si otro te hielas, después del cambio climático esto es un coñazo. No sabes a qué atenerte. Está todo hecho un páramo inhabitable, tal y como lo dejaron después de la guerra nuclear entre americanos y rusos por Ucrania. Se lo tuvieron merecido, tanta arrogancia, tanta desfachatez, ahora ya no vive ninguno de ellos para contarlo. Menos mal que siempre nos quedará África. Aunque cada vez nos ponen más problemas para emigrar allí. El black power no quiere mestizaje, según ellos se debilita la raza y la hace más fea y débil ante las radiaciones. Al final tendremos que irnos a la vecina galaxia de Andrómeda. Hay un planeta enano con atmosfera y vida jurásica que está empezando a domesticarse. Lo  vi en una agencia interespacial llamada Aldebarán holidays. Bueno, es una opción, no creo que consiga entrar en África sin papeles. Y si entro me espera un trabajo de mierda hasta conseguir el permiso de residencia.

 

Microrrelatos

Antonio Robledo ZAPA

Llevo muchos años trabajando de guía de viajes de aventuras, reconozco que me encanta. Esto no es óbice que a veces sea duro, pues son muchos los factores que influyen en el desarrollo de un viaje. Mi objetivo siempre es el mismo: hacerles “el viaje de sus vidas”. Puede parecer pretencioso pero ese debe ser el fin de cualquier guía. Mostrarles lugares exóticos, paisajes inolvidables, compartir momentos con gentes de culturas antagónicas, sentir que donde pisan es territorio indómito.  Considerarse seguros a pesar de rozar los límites. Todo esto y mucho más hay que tener en cuenta en un destino de aventuras. Luego viene el factor humano, lo más delicado. ¿Cómo hacer para que el grupo no se disperse, no se resquebraje en intereses personales por encima del bien común? Son viajes grupales en los cuales se convive mucho y la predisposición al resto es fundamental. En Kalahari ponemos unos filtros que funcionan muy bien. Dejamos claro que no queremos gentes tiquismiquis, tocapelotas, pejigueras o melindrosos. Queda bien claro que esa gente no es bienvenida. Como guía siempre ofreceremos el 200 % y si alguna cosa no se puede realizar por factores externos lo suplimos con creces. El viaje es una nave que en el trascurso de su singladura sucederán anécdotas, vivencias y  espontaneas sorpresas. Estas se deben aprovechar y sacarles jugo. No hay que ceñirse al programa al pie de la letra. Lo importante es que las personas que decidan por estos viajes vean bien empleados sus dineros y  aprovechar el tiempo al máximo, pues suele pasar que los usuarios apenas tienen tiempo de vacaciones y nosotros seremos los que les daremos valor a ese tiempo con experiencias tras experiencias. De hecho por si solos les hubiera costado mucho tiempo hallarlas. Para eso está el guía y su función, él será quien lleve a buen puerto la nave del viaje.

Egipto es un destino muy solicitado y hay muchas formas de visitarlo. Existen los paquetes que te muestran el Egipto que quieren que veas: el amable, confortable, limpio, de resort y crucero. Tan respetable como cualquier otro tipo de turismo, para descansar y ver el histórico Egipto es suficiente. Lo que os proponemos aquí nada tiene que ver, es el Egipto implacable, el de los egipcios, el de la ancestral cultura del Nilo, del desierto, de sus alegres gentes, el  de nubios y beduinos. El de musulmanes y coptos. El de falucas y tablas de paddle. El de agua y sol. El de Osiris e Isis. El de oriente y occidente. Existen muchas formas de visitar Egipto, pero lo que te proponemos sin duda nadie lo hace. Somos exclusivos, algunos han intentado copiarnos, pero no hay manera. Te esperamos en octubre del 2023, grupos reducidos.

Siempre que comienzo un viaje a cualquier lugar es como si abriera un paréntesis en la vida para cerrarlo a la vuelta. El viaje es algo excepcional hasta en mi vida. Tengo mi punto de partida y mi regreso donde mi vida es cotidiana como la de cualquier otra persona. Cotidiana que no rutinaria, eso no lo conozco,  luche toda mi vida por que fuera así. Lo sé no es lo normal, pero la suerte, mis sacrificios y renuncias fueron destinadas a esta forma de vida. Vivo en un paraíso llamado España, lo descubrí hace mucho tiempo y tengo la suerte de vivir entre españoles y españolizados que lo hacen si cabe más atractivo. Para darme cuenta de estas cosas he tenido que abrir y cerrar muchos paréntesis en la vida. Claro está que no todo el mundo encuentra esa apreciación, en mi humilde opinión para saber viajar hay que saber volver y utilizar el viaje como una forma de crecimiento personal. Quiero decir: Que la interpretación del viaje significa aprendizaje. De nada nos sirve viajar si no abrimos nuestras mentes para captar lo máximo posible, por tanto viajar para mi es sinónimo de enriquecerse intelectualmente. No entiendo el viaje de otra forma, aunque también puedo llegar a comprender la gente que viaja para descansar y desconectar, es otro disfrute que yo no practico “por ahora”.

He llegado con el tiempo a no darle importancia a los monumentos y lugares emblemáticos que dan a conocer ciertos destinos en el mundo. Lo que más aprecio es el factor humano, la gente con la cual me relaciono, las personas que me trata bien y no me ven como un turista con los bolsillos repletos de dólares a los que hay que exprimir. Locales asqueados que no muestran simpatías ni paciencia. Todos los conocemos por su indiferencia, nos tratan como números y sin ninguna empatía. Tienen  asegurada la clientela y les importa un bledo si te encuentras bien atendido o satisfecho, lo importante es que consumas rápido y te vayas pronto para que otro ocupe tu lugar y se facture lo máximo posible, quizás esa sea una de las cosas por lo cual he decidido pasar de esos lugares de obligada visita. Es más, no me gusta quedarme en esos sitios prefiero ir a los pueblos de al lado más feos y con menos encanto, donde la población local se sorprenden de que hayas elegido ir a visitarlos cuando no muy lejos tiene el destino atrayente. Es en estos lugares donde más siento la xenofilia (amor por lo de fuera) donde puedo encontrar gente amable de verdad, personas que quieren ayudarte y muestran toda su curiosidad y hospitalidad por ti. Me ha costado llegar a esta conclusión, pero es cierta, no hay nada como visitar un pueblo feo para sentirte acogido y respetado. Y a menudo más barato y mejor tratado. Así que amigo no le demos tanta importancia al destino como a la estancia y ahí los pueblos feos tienen mucho que ofrecer.

No vi ni mujeres desnudas cabalgando en caballos por la selva, ni repartidores de paquetes despistados buscando una dirección, sólo vi frondosidad y un cielo verde que como palio cubría  todo. Era el Amazonas.

A lo largo de mi vida, “ y ya son muchos años”, me he dedicado a descender ríos por el ancho mundo, cientos de ríos diferentes. Ríos vertiginosos, límpidos como el amanecer, blancos  deshielo, chocolate, negros como la noche, ríos que se precipitan por cascadas, desbordados, de cauces raquíticos, verdes turquesa, amables y apacibles, bestias indomables, salobres, dulces, fétidos, pesados por sus metales, ríos que desaparecen en la tierra, mar, lagos o agujeros infernales. Ríos con solo una orilla, ríos domesticados y muchos, muchos, la mayoría, salvajes. 

Pero como el Amazonas ninguno.

Una vida dedicada a comprender el lenguaje de los ríos. Utilicé para navegarlos kayaks, balsas de rafting, canoas, hidrotrineos, neumáticos, kayucos y desde hace unos doce años aprendí a bajarlos de pie, erguido, intentando no doblegarme ante turbulencias, desniveles u obstáculos. El SUP o Stand Up Paddle o paddle surf apareció en mi vida y me enamoré de esta nueva embarcación y sobre todo de su perspectiva.

Hace poco me uní a un grupo para bajar un río de la cuenca amazónica en SUP. Me contrataron como especialista para ver si se podían organizar grupos. Iba acompañado de un pueblo indígena amazónico, llamado los Sapara. Apenas quedan 500 miembros de esta etnia hoy en día. Los virus y sobretodo el caucho diezmaron su población. Hoy están intentando recuperar su lengua, el Sapara. Sólo dos abuelos la conservan, el quichua se impuso. El español les cuesta hablarlo, a pesar de encontrarse en Ecuador.

Comimos y bebimos lo que nos daba la jungla durante esa semana. Nos olvidamos de nuestra alimentación para convertirnos en pobladores de la selva.

El primer día que nos metimos en el río no había dejado de llover, como solo llueve en la jungla. El caudal creció convirtiéndolo en peligroso si no se conoce la mecánica del agua. El resto del grupo iba en cayucos conducidos por expertos indígenas. Aun así hubo algún problema debido a la súbita crecida. La singularidad de su cauce la determinaban sus constantes meandros, curva tras curva no había ni un solo momento en que el río tuviera cien metros en línea recta. Si no eras precavido, te podía lanzar sobre el exterior del meandro. La vegetación interrumpía el camino y en vez de sortear rápidos, había que sortear los troncos que cruzaban en ocasiones de lado a lado el río y que los indígenas decían que eran los puentes que utilizaban los jaguares.

Imagínense remar por un jardín botánico, un jardín de plantas y árboles plantados por el azar que sólo la naturaleza puede ofrecer. Helechos arbóreos, bambús, lianas, palmas, ceibas, plantas con hojas del tamaño de sábanas, flores, orquídeas, como si un jardinero se hubiera molestado en crear un decorado. Era simplemente maravilloso.

Con el tiempo el río llamado Pinguyaku fue cogiendo anchura. Numerosos afluentes tributaban aguas a su cauce, permitiendo y facilitando su navegación. Cuando me bañaba en sus aguas de color terracota notaba como sus fondos estaban repletos de troncos hundidos, ocultos a través de los tiempos. Era una auténtica red de troncos invisibles que cubría sus fondos y los hacía peligrosos.

 

Durante mis baños no cesaba de pensar en las anacondas y portaba un cuchillo a mano por si sintiera su fraternal abrazo.  Nunca había tenido las sensaciones de un río así, uno de los miles de afluentes que vierten aguas al Amazonas y que hacen que por algo éste sea la madre de los ríos. La conclusión final es que, afortunadamente para su salvación, no es apto para bajar con grupos. No hay constancia de que alguien lo haya hecho antes.  Es la primera vez que se desciende en SUP un río de la cuenca amazónica.

Por Antonio Robledo “ZAPA”

Antonio Robledo ZAPA – 1966

Guía de embarcaciones de aguas bravas federación española de piragüismo 1998

Aperturista de ríos

Pionero en river SUP desde 2008

Miembro del equipo de Al Filo de lo Imposible

Profesor de seguridad y rescate en aguas vivas

Fundador de Kalahari Aventuras en 1995, empresa pionera en el río Cabriel

Autor de Manual de SUP en aguas vivas

Autor de Manual de rescate en SUP en inundaciones y crecidas

Diseñador de tablas de SUP

Profesor guide master international SUP river

Guía de viajes de aventura en Marruecos, China, Nepal, Tailandia, etc

Director de expedición primeros descensos en SUP del río Nilo y río Gambia

Inventor, escritor y aventurero

 

 

 

 

 

 

La seguridad es algo obvio en cualquier actividad física, pero el exceso de seguridad no deja de ser parte ignorante del que no está verdaderamente preparado.  Las personas que deciden  acaban culminando en tajantes prohibiciones. Quien no sabe o carece de experiencia toma decisiones que coartan las actividades de forma inexplicable.

En nombre de velar por tú seguridad destrozan cualquier iniciativa, más por salvaguardarse uno mismo que por de verdad protegernos.

El ser humano siempre se ha aventurado en todas sus facetas y ha llegado más allá de lo establecido, conquistando lugares e ideas que anteriormente no se contemplaban o que simplemente no se eran capaces de llevar a cabo.

Siempre hay algún iluminado con potestad  de prohibir ciertos deportes en la naturaleza:  como surfear un día de bandera roja o bajar un río con una crecida, Justamente el momento más deseado por estos deportistas para la práctica de esas actividades, también los medios de comunicación convencen a la masa para que critiquen y opinen sin tener ni idea, exagerando la osadía como un acto de irresponsabilidad

Estos deportistas-aventureros requieren de esa incertidumbre de ese algo más para superarse.  La sobreprotección es algo que cohíbe y censura la normal evolución del ser humano no solo en los deportes sino en la propia educación del hombre. El ser humano necesita de esos errores para aprender, de esas pequeñas controversias que nos dan la vida y que son fundamentales para el desarrollo educativo. La gestión y aprendizaje de esas frustraciones es capital, porqué de los éxitos se aprende proporcionalmente muy poco a comparación de los fracasos recibidos. Unas veces se vence y otras se aprende, reza un dicho muy común entre deportistas.

También ciertas empresas juegan con esa máxima, confundiendo deportes de aventura con parques temáticos, en estos últimos, el riesgo debe ser mínimo ya que el cliente busca la sorpresa y la emoción sin riesgos, pero los deportes de aventura que se realizan en un medio natural  siempre contemplan cierto riesgo no controlado que el cliente debe de asumir, un esguince, una caída, un susto, un cambio meteorológico repentino, una picadura de un insecto, cosas incontrolables y que algunos venden como imposibles en un mundo cambiante e imperfecto (afortunadamente) de ahí viene el apelativo “aventura” acción de resultado incierto. Para ello están los guías profesionales para minimizar los agentes externos que pueden influir en el resultado. Aunque hay algo que nunca se puede prever y es la reacción humana de cada individuo ante una situación de estrés, aquí cada uno tiene que confiar en sí mismo.

El riesgo cero no existe y con el riesgo convivimos, desde conducir una bicicleta, hasta dar una vuelta con una moto y no digamos el mero hecho de conducir a cierta velocidad y pasar a escasos metros de otro coche que viene en dirección opuesta, todo ello y más, es un peligro potencialmente mortal, de la misma forma que pasear por una acera y te caiga una teja en la cabeza y no por eso se debe de PROHIBIR, sino acostumbrarse a una realidad maravillosamente imperfecta.

Antonio Robledo ZAPA

Son las dos formas como nombran los franceses al dormir al raso. En francés suena mucho mejor “dormir a la belle etoile”. Una de las cosas que he aprendido y más me gusta es dormir bajo las estrellas y la practico muy a menudo, no sé lo que es una tienda desde  hace tiempo. Cuando lo dominas es un lujo. Es como si con los ojos cerrados tuviéramos la relajante vista del infinito a través de los parpados. Me resulta curioso la cantidad de gente que jamás ha experimentado esa sensación. Yo soy participe de esta experiencia muchas veces con ellos en las expediciones. Mi  consejo es dormir de frente a la estrella polar y tenerla como referencia.  A través de las despertadas de la noche puedes ver como el resto de las estrellas giran alrededor de ella. Fotogramas grandiosos como el universo nos da una visión de lo pequeños que somos.

Dormir al raso induce a hacerse preguntas más profundas, más existenciales, algo que a la gente no le suele dar por ahí en su vida normal. El pensamiento lo ocupa plenamente las cosas cotidianas, no hay momento  para la reflexión. Nos es más cómodo y pillar el móvil y dejar de pensar.

Otra de las cosas que me he podido dar cuenta es: En general la gente pasa una mala experiencia principalmente por la esterilla, se pasan la noche dando vueltas y vueltas no descansando en el  duro suelo.

La primera noche de esterilla es mortal para los que no están acostumbrados “entre ellos me incluyo como un quebrantahuesos más”. Desaparece toda la magia de la noche y aparece la mala hostia.

Por eso os propongo algo cómodo para sacarle el jugo a la intemperie, un colchón, en la azotea de tu casa. Es broma… o ¿No?

He descubierto unos colchones hinchables que son la gloria. Nada que envidar al último modelo Pikolin psicoflex RH7/56

Ahora en las expediciones que organizamos desde Kalahari en bajar el rio en dos días y una noche, les facilitamos estos colchones. Duermen como lirones.

Si no has probado nuestras expediciones? Te lo aconsejamos realmente, son experiencias maravillosas al alcance de la mano. Y podrás dormir a la belle etoile. Te lo ponemos todo desde el transporte a río, una bolsa estanca de 35 litros para tus cosas,  la comida, el té  los detalles, la aventura. Pensión completa jejejej.       Solo tienes que traer saco de dormir.

Puedes elegir bajar el rio en rafting, paddle sup o kayak

Por si te atreves a probar:

El  30 y 31 de julio    y    15 y 16 de agosto    o     3 y 4 de septiembre.

Depende de los caudales haremos una u otra expedición.

EXPEDICIÓN EL GRAN CAÑÓN DE LAS HOCES

EXPEDICIÓN ISLA JABALÍ

Cuando realizamos algo excepcional nos gusta informaros, así se puede calificar el rafting que hemos realizado EN EL RÍO ALGAR EN ALTEA. Siempre nos gustó explorar y es una de nuestras virtudes. Realizar primeros descenso por ríos nunca antes navegados.

Este fin de semana dimos la oportunidad a los habitantes de Altea de poder disfrutar de un descenso de aguas bravas en un río que la mayoría del tiempo pasa seco o con muy poco caudal.

Aprovechamos las abundantes lluvias recibidas en la comarca para explorar y ver que era factible, y después poder comercializar el rafting. Para ello nos desplazamos todo el equipo humano de Kalahari a Altea. Nos trajimos tres balsas de rafting y 6 tablas de river SUP. Así como todos los guías y ayudantes que forman parte de la familia Kalahari.

El tramo comenzaba en una pequeña presa que saltábamos con la barca. Ahí confluyen los ríos Guadalest y Algar. Seguidamente nos encontramos con un tramo que transcurre por un frondoso cañar. A veces parecía un jungla, pero el río se abría camino entre las cañas hasta formar un cauce más o menos definido. Muchas de los pasos debíamos ir agachados dentro de la balsa y pasar por un túnel de cañas, ahí nos posicionábamos con la técnica de la tortuga. Bajar todo lo que podíamos nuestros cuerpos y confiar en que el propio raft y nuestros cascos servían de ariete para adentrarnos en los pasillos donde el agua corría rauda y veloz entre espumas y olas. Era también una experiencia sonora acompañada del ruido infernal de las cañas al partirse por las indestructibles balsas de rafting.

La segunda parte el rio se abría y daba pie a pasos más clásicos de rafting dominados por el desnivel y las rocas. En uno de los pasos se formaba rebufo. Había que tener cuidado con el paso considerado de 4º de dificultad.

Cerca del puente de la autovía teníamos otro paso a destacar por las olas que contenía. Durante todo el tramo alternábamos entre espumas blancas y corrientes sin cesar. El rio traía mucha velocidad y pocas eran las contracorrientes donde podíamos parar para descansar y fraccionar los rápidos.

El tramo contenía un infranqueable en el puente de Sogai donde el agua pasaba sifonada por unos tubos realmente peligrosos. Hicimos el porteo por la orilla para salvar el paso y  luego meternos de nuevo al río.

Cerca ya de la ciudad de Altea, protegidos con la siempre espectacular sierra de Bernia al norte, acabábamos en el puente del polideportivo, donde siempre había curiosos que nos hacían fotos y se quedaban asombrados de ver que en su río, el de toda la vida habían venido unos locos a hacer rafting. No sabemos si alguna otra vez se podrá volver a repetir la experiencia porque no es normal encontrar el río con este caudal. AHORA O NUNCA así lo anunciamos entre los habitantes de esta preciosa villa.

LA PRIMERA VEZ QUE SE HACIA UN RAFTING EN LA PROVINCIA DE ALICANTE. Nada es imposible sobre todo en Kalahari aventuras. Empezamos la temporada y continuamos con nuestras actividades en el río Cabriel, la joya de los ríos del este español. Llámanos y reserva ya estas Pascuas alguna actividad con nosotros.

Nota: Advertimos que no es un río para novatos, abstenerse de bajarlo sin los conocimientos necesarios. Cualquier duda nos la podéis preguntar por correo.

Siempre intenté darle un sentido a mis viajes, sin duda este ha sido uno de los viajes más peculiares que he realizado en mi vida. Se ha compuesto de tres partes bien diferenciadas. La primera fue de exploración, la segunda de trabajo y la tercera un viaje interior.  Han sido tres viajes encadenados a lugares sumamente dispares. El primero fue motivado por la exploración de un río en la AMAZONÍA donde pude disfrutar de lo que más me gusta: explorar. Fuimos  acompañados de una etnia que vive en el interior de la región amazónica en Ecuador,. Volamos en avioneta desde Puyo hacia el interior de la jungla, donde habitan los SAPARA, Esta comunidad que apenas perviven 500 miembros, habitan en diferentes puntos de la frondosa selva comprendida entre los ríos Napo y Pastaza. Descendí junto con un grupo de unas 8 personas por el río Pingoyaku, lo bajé en mi tabla, mientras el resto navegaba en kayucos dirigidos por los miembros de esta tribu. La noche de antes hubo una lluvia torrencial que hizo crecer el río, convirtiendo sus meandros en peligrosas trampas sino se preveían con presta  antelación. Los numerosos árboles caídos sobre el cauce hacían bonito y a la vez temeraria su navegación, había tramos que transcurrían en auténticos jardines botánicos. Los Sapara cazaron y recolectaron comida de la cual nos alimentamos durante esos días, desde lagartos (cocodrilos) hasta gusanos de palma (ochantacuros) así como numerosas y variadas frutas de la jungla que nos albergaba. Fue una experiencia muy bonita y enriquecedora.

Volé a España donde tuve tiempo de lavar mi ropa y tomar un viaje a Asuan (Egipto) Aquí me dediqué a dirigir un descenso por el río Nilo en tablas acompañados de falucas (antiguos barcos a vela) donde, dormíamos y nos alimentamos durante los 4 días de singladura.  Tuvimos algunos días vientos potentes que nos dificultaron su descenso, pero al final disfrutamos del enigmático río que nos lleva en su lento transcurrir hacia tierras del norte. Llegamos hasta la ciudad de ko Ombo encontrándonos con los primeros yacimientos de la ancestral cultura de los faraones, Ahí dejé el grupo que lideré en cuestiones técnicas de la navegación erguida. Stand Up Paddle, lo que viene a llamarse SUP o paddle surf. El grupo se quedó en manos de Irati de ojo de nómada. A partir de ahí empezó lo que fue mi viaje interior y que mejor escenario que un oasis en la ciudad perdida de SIWA, cerca de la frontera con libia, antes a su paso me encontré con la mítica ciudad de Alejandría, donde busqué inspiración para la creación de una novela en la cual me he aventurado a escribir. EL HIJO DEL ZAHORÍ. Pasé diez días entre letras y palmeras. Apenas visité lugares, la gestación me tuvo imbuido en las recreaciones de personajes y situaciones solo soñadas en mi interior, fue mi primer encuentro con la ficción. Ha sido fascinante poder plasmar situaciones que solo mi imaginación me proporcionaba, fue un viaje más, sin sufrir las inclemencias de la intemperie en la aventura física. Mis escritos siempre fueron realistas de situaciones vividas o sentidas, esta vez no tuve que padecer, solo hilar mediante palabras lo que mi mente era capaz de crear. Ahora regreso al lugar donde transcurre mi vida, a mi tierra natal donde me espera lo que más quiero y anhelo.

Mi mochila viene vaciada de contenido y repleta de reflexiones, dispuesta a emplear todo lo aprendido para conseguir hacer más feliz el mundo que me rodea. Insalah (ojalá) pueda al menos transmitiros lo visto por mis ojos, sin ánimo de cambiar el cosmos, simplemente entender y aceptar la libertad que os conceden vuestros pensamientos.

Antonio Robledo ZAPA

Cada vez que realizo un viaje me evoca la misma sensación, la de cerrar un paréntesis a mi regreso. Es como si mi vida transcurriera siempre en un mismo lugar, donde todo entra a formar parte de una cierta previsibilidad. Con los viajes todo salta por los aires y dejo que el azar me sorprenda con toda su gama de sensaciones y situaciones. Abro un paréntesis en el texto de mi vida.  El movimiento es el causante de tantas variaciones emocionales, de tantos impactos visuales, que ralentizan el tiempo de una forma asombrosa. Igual que cuando me muestro estático en mis quehaceres cotidianos, los días pasan fugaces ante mis ojos. El hecho de viajar me carga de experiencias, anécdotas y vivencias en las que los tiempos forman parte de otra escala. Es típico en mi decir  ¿recuerdas cuando salimos? Si parece que hubo transcurrido un mes y apenas sea una semana en tiempo real. Debo darle las gracias a Einstein y su teoría de la relatividad.

Acabo de regresar de Egipto. En esta ocasión fui con mis compañeros Toni Amador y Rabadán y también nos acompañaron el conocido you tuber Ruben Diez, más conocido como Lethal Crysis, su compañera Irati Sua y el camarógrafo Luis Piñero. Ha sido un viaje que me ha servido para conocer el mundo de internet y su forma de crear contenidos para la redes. El hacer un reportaje del viaje no deja de ser laborioso y lleno de esfuerzos creativos por parte de Lethal y su equipo, sin descartar la búsqueda del rigor y la veracidad de los hechos. Hemos podido descender el Nilo en tablas de SUP durante cuatro días, acompañados de falucas, visitando templos y canteras adyacentes al propio río. Convivimos con los nubios, nos hemos perdido por el palmeral, entrevistado a curtidos personajes, volado en globo, sufrido la intransigencia caprichosa de  las autoridades, visitado oasis, tumbas de faraones, bebido té con agua del Nilo, esperas de 5 horas de retrasos del tren que no llega, degustado sabrosas comidas, visto ballenas a miles de kilómetros del mar, soportado diarreas estomacales que licuaban los alimentos en cuestión de minutos, buceado en aguas más que transparentes rodeados de fantasías cromáticas, alquilado pick up para visitar zonas prohibidas… Hemos tenido que dormir sobre nuestras tablas, soportar ayunos intermitentes no deseados, conocer el desierto mas árido, donde los vientos y la erosión han dejado esculturas naturales en piedra y arena más allá de lo imaginable, conocido la miseria y la opulencia, pero sobretodo nos hemos reído y divertido mucho entre nosotros, donde ha primado el buen rollo ante todo. Un viaje que se acaba y un paréntesis que se cierra. Pronto saldrán al mundo virtual todas estas experiencias y serán compartidas por millones de personas en el canal de you tube de Lethal Crysis, donde podréis hacer vuestras estas sensaciones que os he contado. Con Irati hemos confeccionado y enriquecido un viaje de 9 días. Pronto tendréis la oportunidad de gozarlo de una forma tangible en marzo y noviembre desde Kalahari y una plataforma de viajes con este mismo propósito, el de viajar más allá de lo convencional, un viaje de aventuras en torno al padre de los ríos, EL NILO.

Por Antonio Robledo ZAPA

 

foto de portada: lethal Crysis y zapa con la polaroid

foto 1: Falucas al viento en Asuan

foto 2: Con Rabadán en el cacharro que alquilamos

foto 3 Equipo de grabación en el árido desierto

foto 4: Con Luis Piñero, el ojo tras el ojo

Foto 5: Grabando una entrada

foto 6: Irati y su  desparpajo

foto 7: El oasis de Wadi Hita

foto 8: Toni Amador curioseando las formas

foto 9: las formas, simplemente

foto 10: Volando en globo por el valle de los reyes, Luxor

Durante años he visto absurdo tener ilegalizada la marihuana, no entendía como una droga blanda, como puede ser el alcohol, se persiguiera y se demonizaba hasta tal punto de considerarla una amenaza pública. Yo que soy consumidor esporádico/lúdico de esta sustancia, no entendía nada de esa obsesión judicial. Ahora después de darle vueltas al poliedro de las interpretaciones, he visto la cara de la disconformidad y me opongo a que sea legalizada. Legal o ilegal no creo que varíe mucho el número de consumidores, seguramente pasaría como en Holanda, bajaría el consumo al hacerla de curso legal. Mis razones para mantener su ilegalización se basa en datos económicos principalmente. ¿Quién no tiene un conocido o amigo de un conocido que se dedique al menudeo de su venta?, o ¿al pequeño cultivador de unas cuantas plantas que le ayudan a poder sobrevivir la maltrecha economía? ¡Ojo! No hablo de grandes plantaciones que alimentan las mafias y la delincuencia organizada. Hablo del pequeño camello que forma parte de la sociedad actual. Son muchas las personas que pueden vivir de una pequeña producción o venta, de esta maravillosa planta. Podría contarse como miles los que dedican su economía o parte de ella a este vilipendiado negocio. Un ingente número de personas que iría al paro o la precariedad económica con su legalización.

Son muchas las multinacionales que han puesto el ojo en el cannabis como fuente de negocio. Os vaticino lo que pasaría si no se pone orden en su producción. En nombre del libre comercio y en el más puro e insaciable oportunismo. Se crearían grandes plantaciones, se dedicaría enormes  extensiones totalmente mecanizada a modo de latifundios, generando un número irrisorio de puestos de trabajo y pingues beneficios a esos que menos falta les hace, las multinacionales. Como en tantas otras ocasiones se concentraría en muy pocas manos la riqueza que pudiera producir tal maná. Haciendo desaparecer a ese sector del menudeo o pequeño camello. Por eso me opongo a su legalización. ¡Es más! creo que no volveré a fumar si algún día se legaliza de esa forma.

Si por el contrario se respetara el minifundio y el cultivador pequeño y organizado, donde ese  campesino pudiera sacarse un sueldo digno por su cultivo y hubiera un auténtico reparto de la riqueza, entonces solo entonces tendría mi total apoyo en su legalización. Esto serviría para que nuevos agricultores poblaran la España rural, se presentaría como nuevo paradigma de oportunidades en la vaciada España y todo gracias a la hierba. Todo ello tendría una función constructiva y respetuosa con los habitantes y seguramente con el medio ambiente también. Pero me da,  que por ahí no van las intenciones o al menos eso parece.