Últimamente me dedico a escribir con mayor o menor acierto. Noto que con el tiempo me vuelvo más analítico con las cosas que plasmo sobre el papel. Eso me ha ayudado a identificar ciertos comportamientos que abundan en nuestro ser y que se repiten constantemente. Uno de ellos es la tendencia humana a generalizar las cosas, casi sin darnos cuenta acabamos aseverando tajantemente y polarizando nuestras opiniones. O eres del sur o eres del norte, o eres de los buenos o eres de los malos, los españoles somos así y los franceses son asá. Estas declaraciones nos llevan a errar constantemente. En el título de este artículo mismo lo podemos ver. NUESTRO MAYOR ERROR, cuando debería decir: uno de nuestros mayores errores, por eso debemos ser lo más cautos posibles a la hora de escribir o de trasmitir, porque sin percatarnos estamos definiendo nuestras posturas y por ende, enalteciendo nuestro ideario. Al parecer es un problema del subconsciente, porque si somos conscientes sabemos que no todos los rusos son malos o que los ucranianos no son todos buenos. (Por poner un ejemplo de actualidad) Hay rusos que odian a Putin tanto o más que los ucranianos, pero en demasiadas ocasiones escuchamos que Rusia esta asesinando civiles. No es Rusia, es el ejército ruso dirigidos por un psicópata y su equipo. Al igual que uno no tiene la razón absoluta, otros no se encuentran totalmente equivocados, siempre hay un tanto por cien de acierto y un tanto por cien de error. Habría que ver cuál es ese tanto por cien de una cosa u otra. Pero al ser humano le es más sencillo generalizar y decir: – Este es un idiota absoluto y este otro un ejemplo a seguir. Otro ejemplo seria catalogar a las personas como inteligentes o necias, cuando está demostrado que hay muchas clases de inteligencia y el que es listo para una cosa puede ser un zopenco para otra, y volvemos a esas generalizaciones que tanto nos gustan, a pesar de que sepamos que no estamos hablando con propiedad ni coherencia. Afinemos nuestra puntería con las palabras, os lo dice el peor francotirador del mundo.

Antonio Robledo ZAPA

Hace un año que sufrimos la peor situación en la reciente historia del planeta. Siempre recordaremos este fatídico año a lo largo de nuestras vidas. Habrá un antes y un después de la pandemia, donde unos lo pasaron peor que otros, pero todos en cierta forma nos vimos afectados. Parece que por fin se ve la luz al final del túnel y pronto volveremos a la normalidad. Desde Kalahari, con el especial optimismo que nos caracteriza, vaticinamos que antes de lo que nos imaginamos saldremos del atolladero donde la madre tierra nos retó.

Ahora vendrán unos años locos de alegría, bienestar, prosperidad y, por qué no, “amor y conciencia”. Al apantanamiento sufrido le sucede un desembalse de creatividad, color y ganas de vivir. ¡¡¡Ya verán ustedes!!! Esto no deja de ser cíclico y reiterativo. Lo importante es que cada uno de nosotros haya aprendido la lección y que de todo esto saquemos una lectura positiva. Como se dice en el deporte, unas veces se vence y otras se aprende. ¿Qué debemos aprender? Pues que al planeta hay que cuidarlo y mimarlo, si no este se revela contra nosotros como lo ha demostrado, sin grandes alardes catastróficos, simplemente con un bichín imperceptible.

Sólo el necio y el egocéntrico seguirán insistiendo en el error pero este mensaje no va para ellos. Esta misiva va destinada a gente inteligente como tú.

Volveremos a viajar y a dar rienda suelta a nuestras emociones contenidas. En Kalahari os proponemos muchas aventuras por vivir. Os recomendamos nuestro particular viaje a Marruecos, que emprendemos del 9 al 17 de octubre en furgoneta.

Os llevaremos a lugares muy especiales, donde el turismo es bienvenido y el sentimiento de hospitalidad es auténtico. Porque no os llevaremos a cualquier lugar, sino a nuestros destinos secretos, que sólo nosotros conocemos gracias a 30 años de experiencia, que nos hacen distinguirnos de otros viajes a Marruecos. 9 días donde mezclamos vivencias, deporte, aventura, historia, naturaleza y gastronomía. Un viaje de ensueño para celebrar el fin de la pandemia. Haz tu prerreserva y fija tu plaza ¡ya!. Llámanos o mándanos un e-mail.  Marhaban  joya.

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VIAJE A MARRUECOS

 

Marruecos inspira misterio y hospitalidad en las mismas proporciones. ¿Cómo un país tan cercano puede trasladarnos tan lejos? Son muchos años dando a conocer este indómito territorio, donde nos reciben cada vez mejor, donde nos enseñan esas pequeñas cosas que antaño poseíamos y hoy tenemos olvidadas. Marruecos huele a 41 especias, a respeto a la sabiduría de los más mayores. Marruecos huele a mares encontrados, a plantas de kifi tamborileadas. Un mar nos divide y otro mar de dunas nos acoge  y envuelve en anhelos de poesía andalusí, de nostalgias de un pasado común e historias de sierras morenas y yerbas buenas. Pero, Marruecos también son brisas y risas. Un antídoto para la soledad. Cafés que miran al frente, mieles en forma de cuernos de gacela, miradas furtivas y abrazos de azahar. Nadie pasa indiferente al otro lado del estrecho, porque nadie olvida sus contrastes. Nosotros volvemos y tú si vienes volverás, porque Marruecos fideliza el sentimiento. Del 31 de agosto al 8 de septiembre ahí estaremos y tú si lo deseas también.

Solo andando se consigue detener el tiempo, decía un amigo. No sé, si es cierto o solo fue una frase grandilocuente más. Lo que si sé, es que cuantas más sensaciones y momentos extraordinarios pongas en tu vida, más grande será la percepción del tiempo. Todo bicho viviente cuando le llega la hora, siempre resalta lo mismo. Vive, en toda la extensión de la palabra, no te arrepientas de nada y si te tienes que arrepentir de algo es de lo que no hiciste. Viajar es sinónimo de vivir, cuando los ojos se recrean en un mismo paisaje durante largo tiempo o se consumen las horas o se reflexiona hacia dentro en un ejercicio de traslación corpórea que va más allá del ensimismamiento y al alcance de muy pocos.  Viajar no es poner km. de por medio, es tener la capacidad de volar, de poner todos tus sentidos al servicio de la imaginación. Se puede viajar en autobús o en libros, ambos vehículos te llevaran al mismo tiempo y al mismo lugar. El libro te proporcionará ese estado de ingravidez donde el físico no sufrirá daño alguno, el autobús te exige intemperie y la exposición de la piel. En uno soñaras y en el otro dispondrás de sexo permanente. Ambos te recubrirán de una capa de oro, aunque algunos, los menos, los más estridentes te dirán que vas desnudo. Que vamos hacer si no tienen valor y la cobardía les da sus justificaciones. Pero los que nos subimos al carro de la incertidumbre rentabilizaremos nuestra estancia en la tierra, por eso los dioses hicieron la tierra redonda para que fuera infinita y solo concluyeras tu viaje con el último suspiro.

Antonio Robledo ZAPA