Muchas veces me han preguntado ¿Cómo has podido llevar esa vida de aventuras, te habrás gastado mucho dinero en ello? Mi respuesta ha sido –El dinero es siempre relativo y pocas cosas hay más baratas que realizar una aventura. Puedes salir de tu casa con lo puesto y ponerte andar hacia algún lugar, cercano o lejano, ahí decides tú la envergadura en que quieres convertir tu hazaña. Para ello no necesitas nada más que hambre de improvisación, adaptación y capacidad de sufrimiento. El resto te lo ofrece el destino y sus caprichosas formas. Todo radica en la previsión que quieras dotar a tu aventura, lo organizado que tengas todo y los recursos que dispongas. Sin embargo puedes no informarte de nada, ni siquiera de un mapa, guía o móvil, que facilite tu gesta. El arte de perderse uno y dejarlo todo en manos de la providencia y la intuición.  Todo lo que acontezca tendrá la facultad de sorprendernos, eso es vivir la aventura en estado puro y salvaje, al margen de cualquier tipo de información. O bien prever de ante mano lo que nos vamos a ir encontrando por el camino y tener la planificación absoluta, dejando poco o nada a la improvisación. Aun así no todo es previsible ni todo sale como uno quisiera, ya que en nuestra vida tarde o temprano nos encontraremos con piedras que caen del cielo aun estando despejado.

Toda empresa de resultado incierto podría catalogarse de aventura, y ahí caben muchas cosas, más de lo que nos imaginamos. Desde el momento del nacimiento nos convertimos en potenciales aventureros, somos pasto de las anomalías de nuestra estrella, aquella que dicta nuestra fortuna, nuestro propio sino.

Por mucho que uno sea cauto o precavido, nunca tendrás la certeza al cien por cien que las decisiones que tomemos van a ser las correctas. Las influencias de otros serán decisivas y el giro de nuestro rumbo puede estar a la orden del día en cada acción, en cada decisión, en cada propuesta. Por eso debemos educar a nuestros hijos en desarrollar capacidades resolutivas y de resiliencia que nos otorguen infinidad de registros para poder salir lo menos perjudicado de cualquier atolladero.

Si nos empeñamos en apartar todas las piedras del camino haremos de nuestros descendientes, niños asustadizos, incapaces de tomar una decisión, de afrontar una iniciativa o de valerse por sí mismos. Crearemos personas vulnerables de cristal, frágiles de carácter, victimas del primero que les levante la voz. Carecerán de criterio y serán fáciles de domesticar. La sobre protección acarrea esa lacra. A nuestros hijos hay que enseñarles supervivencia y respeto a partes iguales. De nada sirve crear un superhombre sino sabe convivir, apoyar y apoyarse en los demás. Somos animales gregarios debemos cultivar las relaciones humanas y la empatía, y a la vez ser tipos duros e implacables. Parece contradictorio pero no lo es.

Probablemente la mayor aventura que me he corrido jamás, ha sido la determinación de tener un hijo. Ahora en plena adolescencia donde no sabes por donde vienen las tormentas, el único consuelo que tengo es saber que esta singladura es pasajera y transitoria, y que en las aguas de ese océano vendrán las calmas y los alisios favorables para llegar a buen puerto.

 

Antonio Robledo ZAPA

 

Cuando uno opta por hacer de su vida una aventura, renuncia a muchas cosas excepto a soñar. Toda aventura se fragua por medio de sueños previos, sueños que modelan proyectos e ilusiones que florecen fruto de la imaginación. Descubrir un paraíso, desvelar un misterio, hallar un tesoro, es la conclusión final que conlleva una acción, a menudo ardua y costosa llena de vicisitudes y peripecias. Lo fácil no atrae ni produce esa sublime satisfacción difícil de explicar, pero que todo el mundo entiende y sabe a lo que me refiero. Es a través del esfuerzo, la tenacidad y la perseverancia cuando acaba llegando, en forma de éxito o reconocimiento, eso que los antiguos llamaban “la gloria”. Existen distintos niveles para llegar a ella. Algunos necesitan conquistar el Everest y otros nos conformamos con pequeñas andanzas igualmente satisfactorias y más alcanzables en su realización.

El día de ayer nos dispusimos a desvelar el enigma del cañón encontrado en las Hoces del Cabriel. Tras el gran revuelo creado por el hallazgo, patrimonio mandó al cuerpo de élite de la unidad de actividades subacuáticas de la guardia civil para poder dar constancia e identificar la pieza de artillería sumergida en las aguas de nuestro preciado río. Cinco especialistas buceadores y yo descendimos en balsa de rafting por las bravas aguas del cañón con todo el material necesario para la inmersión. Nos costó encontrarlo, no sé porque ese día las aguas no estaban tan cristalinas como nos tienen habituados, pero al final dimos con él, mientras otros dos miembros de la benemérita nos hacían el apoyo externo. Montamos un buen tinglado para acceder al lugar. Sentía que entre nosotros la admiración era mutua. Ellos, grandes profesionales curtidos en mil batallas de búsquedas subacuáticas y, por mi parte, el conocimiento del terreno y manejo de la embarcación. Pertrechados con botellas, reguladores, cámaras y cuerdas, comenzó la inmersión.

Los días anteriores fueron un no parar de atender a medios de comunicación, arqueólogos, expertos en armamento antiguo, etc. Parecía que todo el mundo estaba expectante de si podíamos sacar el cañón del cañón, ¿De qué época podría datar, era de la guerra de la independencia, de las guerras carlistas o pertenecía a la guerra civil? Nadie se explicaba por qué se hallaba ahí. Lo cierto es que nosotros, desde Kalahari Aventuras, no teníamos ni idea, solo teníamos unas fotos sacadas el día que dimos con él. Todo eran hipótesis.

Tras muchas dudas llegamos a la conclusión de que aquello no era un cañón, a pesar de su apariencia. Era una bomba, pero no de estallar, sino de extracción de agua. Una bomba gigante que instalaron para poder sacar el agua del río y llevarla a los campos de arriba en una finca llamada el Purgatorio. Abandonada en el lecho de rio con sus cuatro ruedas y desde donde surgía un tubo a modo de cañón que se introducía en la tierra y ascendía por las laderas hasta dicha finca y que, al parecer, nunca llegó a funcionar. Nuestro gozo en un pozo o, mejor dicho, en una poza. Lamentamos las expectativas creadas, pero a veces las cosas no son lo que parecen, aunque todo indicaba otra cosa. La verdad es que hasta que no lo palpamos físicamente, no salimos de dudas. El tesoro que creíamos haber encontrado se difuminó como nuestros propios sueños. Sólo puedo decir que fue bonito mientras duró y que, si bien no hallamos un histórico objeto, estoy seguro de que los fondos del Cabriel albergan otros tesoros y un millón de historias por descubrir en uno de los ríos más limpios y bonitos de Europa. Al volver a casa y con la decepción a lomos de mi conciencia, me di cuenta de que el verdadero y magnifico tesoro, era el propio río y sus prístinas aguas.

Antonio robledo ZAPA

Director de kalahari aventuras

 

Aventura y exploración van unidas. La exploración culmina con el descubrimiento: la mejor recompensa del aventurero. Descubrir una cueva, encontrar una vista, toparse con una cascada o algún objeto escondido o perdido en los albores de los tiempos.

Hace unos días el equipo Kalahari, impartimos un curso de instructor de river SUP (guía de paddle surf en aguas bravas). Sabíamos que el río había sufrido una riada colosal y que su curso había cambiado en algunos lugares, modificando el cauce.

El último día, después de 5 intensas jornadas de formación, acabamos con el descenso del gran cañón de las Hoces del rio Cabriel, un tramo con mayor dificultad técnica, donde los rápidos se tornan en aguas bravas

Llegamos al corazón del cañón, a la altura de El Purgatorio, la zona más abrupta y aislada del río.  Un lugar por donde hemos pasado infinidad de veces. Pero esta vez algo extraño sumergido en las cristalinas aguas del Cabriel captó nuestra atención

La gran riada había modificado brutalmente el cauce y destapado un sorprendente cañón de las guerras carlistas o quizá de la guerra de independencia, oculto por sedimentos y gravas durante siglos. Ahora afloraba en un sitio difícil de creer. El rio lo había devuelto a la intemperie y a nosotros, el equipo de a Kalahari Aventuras nos había tocado encontrarlo, quizá fue suerte o quizá es la recompensa a 28 años descendiendo el río Cabriel

La sorpresa fue mayúscula. El cañón es enorme y parece en excelente estado de conservación con sus ruedas metálicas y todo. Y está perfectamente colocado en su posición en el lecho del río, como si alguien lo hubiese posado allí con mucho cuidado. Las preguntas nos asaltaron a todos desde el primer momento. La principal y más  extraña de todas ¿Cómo llegó semejante aparato hasta aqui, un lugar alejado de caminos, puentes y de cualquier signo de civilización. Un paraje en el incluso hoy todavía no hay cobertura ni ningún camino de acceso. ¿Quién tiró el cañón al río, qué hubo detrás de una acción así?  Llevarlo hasta ahí tendría un motivo. ¿Qué historia había detrás de ello?  Alguien supuso que podía tratarse de una retirada de los ejércitos, lanzando a los acantilados el arma para que no pudiera capturarla el enemigo y usarla en su contra. Otra teoría más peregrina es que no lo falcaron con una pía y con el propio retroceso al disparar se les callera al río. Esta es la teoría que más nos divierte, aunque no tenga ningún rigor.

Lo cierto es que el lugar donde se haya se encuentra muy distanciado de los pasos clave para poder cruzar esa gran barrera geográfica que es el Cabriel y su valle. Algo incomprensible para nosotros pero seguro que los historiadores y profesionales de lo antiguo nos darán una explicación coherente. Por lo pronto estamos dando parte a la guardia civil de patrimonio para que se haga cargo. Al fin y al cabo no deja de ser un arma.

Es una formidable paradoja haber encontrado un cañón en el cañón, valga la redundancia. El río, ese elemento vivo y cambiante que nos depara situaciones inesperadas, hoy nos ofrece un hallazgo histórico sorprendente, un pesado cañón de hierro fundido que a saber las guerras que habrá presenciado y los estragos que habrá causado. Si patrimonio quiere rescatarlo intentaremos sacarlo del río, ardua tarea, ya que deberíamos transportarlo por el agua hasta el puente de Vadocañas, situado 6 km rio abajo o bien extraerlo con un helicóptero, cosa bastante improbable debido a lo salvaje del lugar y a su arriesgada dificultad.

Este descubrimiento nos regala momentos sublimes de aventura en un territorio que conocemos bien. Felicitamos al equipo de Kalahari por el histórico hallazgo, siempre en la brecha o en el filo de lo imposible.

 

 

Ni el agua ni el tiempo se pueden retener. Por mucho que queramos detener el tiempo, llegará inevitablemente el fin en forma de esquela. Lo mismo pasa con el agua. Tarde o temprano buscará salida hasta llegar al inmenso mar donde finalizará su viaje, pasando a la eternidad.

Sí en algo ha sido desagradecido el ser humano, es en el trato ofrecido a los ríos. Es una paradoja que el único elemento indispensable para el ser humano es el agua, en su formato más tangible: los ríos. Estos han sido maltratados, vejados, contaminados y olvidados por la reciente humanidad. Tras una asombrosa indiferencia, el hombre de hoy menosprecia la mano que le dio de comer, el útero que le dio la vida, las venas de la tierra, la fuente de la vida. Como si no fuera con nosotros relegamos al ostracismo en post del obsceno confort de una opulencia ingrata que nos hace desmemoriados e ignorantes.

Todas las civilizaciones, todos los pueblos se han asentado en las riberas de los ríos, era la única condición indispensable para montar un asentamiento, tener el agua corriente cerca. Era imposible concebir la tribu si no nos ubicásemos a la vera de un curso fluvial.

Pero los ríos son poderosos como poderosa es el agua. Últimamente su furia se desencadena en avalanchas ingobernables con la fuerza atronadora de una mastodóntica bestia enloquecida. La tierra se enfada y descarga su cólera con un llanto de rabia que destroza puentes y rebasa presas e inunda indolentes mentes miopes.

Solo me queda pedir disculpa como especie, aunque en el fondo piense que nos lo merecemos por la falta de consideración con lo realmente es importante. Como el tiempo el agua nos otorga la divina concesión de la vida y nosotros: maltratadores, nos creemos por encima de todo, incluso de la madre tierra que nos vio nacer.

Protejamos los ríos, protejamos nuestras madres.

Antonio Robledo ZAPA

 

Elige. ¿Qué quieres seguridad o foto? Difícil decisión. Cuando  vamos a bajar ríos por esos mundos de Dios, aparece ese dilema. Llegamos a un lugar expuesto donde el peligro se multiplica y lo que vemos es un rápido espeluznante, donde asoman elementos que uno identifica como al menos inquietantes. Aparecen riesgos reales de sufrir un susto enorme o, más incluso, de jugarte la vida en un segundo. Siempre algún compañero suelta la frasecita con sorna “¿seguridad o foto?”

Precisamente esos lugares suelen ser espectacularmente atractivos para la fotografía, pues albergan grandes desniveles, movimientos virulentos o espumas atrapantes, otorgándole una inusual belleza fotogénica a la escena. Por norma, en los ríos vamos provistos de una bolsa de rescate. Es nuestra mejor amiga. Se trata de una cuerda que nos da acceso a cualquier lugar desde una orilla o un punto seguro. Ésta se encuentra embutida en una manga de cordura, que al lanzarla se despliega con cierta precisión y nos sirve para aferrarnos a ella, en el caso que todo salga mal para poder salir del atolladero dignamente. Pero para ello necesitamos las dos manos y hay que estar atento y concentrado, tanto o más que el que desciende el rápido. El safety o seguridad debe hacer confluir cuerda y rescatado con exactitud, todo ello en la hipotética cinta transportadora que es un río. En esos momentos estamos en lo que estamos y no hay tiempo para enfocar una cámara, aunque perdamos ese momento de gloria y no podamos pavonearnos en las redes sociales tan importantes hoy en día. “Actualmente lo que no muestras con imágenes sencillamente no existe”.

Que lástima perder nuestra integridad física por unos likes tan efímeros como la vida de un confeti. La esclavitud de la imagen hace que muchas veces estemos más pendientes de lo que verán nuestros seguidores, que de gozar un satisfactorio reto con uno mismo ante el brutal poder demoledor de las aguas bravas. Afortunadamente existen las go pro, esos artilugios del demonio que incrustados en el casco nos permiten grabar mediante un ojo de pez todo lo que nuestra mirada ve. La tecnología vino para quedarse y algunos compañeros son auténticos maestros de la edición, (no es mi caso, considerándome un minusválido digital). Ellos generan videos de pasmoso realismo creativo. Yo soy más de describir mediante letras lo que deparan las aventuras, aunque siento que el texto se queda obsoleto por mucho que me esmero en combinar sustantivos y adjetivos, pocos son los que leen ya (si has llegado hasta aquí, enhorabuena, te salvas). Aun así creo que la imagen no vale más que mil palabras, al contrario del dicho. Todavía no han sacado cámaras que reflejen sentimientos, sensaciones, emociones o escalofríos. Quizás el tiempo y la inteligencia artificial también me demuestren que nada es imposible y vuelva a equivocarme una vez más. ¿Dónde vamos a ir a parar? en todo caso yo, si me dan a elegir: seguridad, por favor, seguridad. No por nada, sólo para poder volver a contarlo y poder escribirlo para ustedes.

Antonio Robledo ZAPA

Muchos creen que conocen las Hoces del río Cabriel, porque han ido a hacer rafting al río Cabriel. Les mostraremos que no. Las Hoces del Cabriel es un sector muy concreto del parque natural, el tramo del gran cañón u Hoces. Lo normal es que ustedes hayan ido a descender el tramo de Tamayo (rafting clásico del Cabriel) a unos 30 km. río abajo de las Hoces. Para poder bajar las Hoces se necesita que el embalse de Contreras (aguas arriba) desembalse agua del pantano, si no es imposible.

Hacía mucho tiempo que no se podía realizar. A día de hoy se puede bajar el tramo de las Hoces (20km) porque al contrario que en media España este río tiene mucha agua, debido a las políticas de ahorro que ha tenido los años anteriores la CHJ (Confederación Hidrográfica del Júcar) institución que gestiona el agua.

Para pode bajar el cañón se necesitan guías muy experimentados ya que hay que conocer bien el tramo y disponer de una buena infraestructura. Son cuatro horas de descenso de una belleza indescriptible, transcurre por uno de los lugares más salvajes de la geografía europea. En Kalahari os ofrecemos la posibilidad de bajar este tramo tan especial y tan poco frecuentado. Os animamos a que bajéis con Kalahari empresa especializada.

Aprovechad el tiempo de suelta no os arrepentiréis. Reservad ya, no sabemos el tiempo que durará esta posibilidad. Conoceréis el corazón del parque natural que le da fama y nombre a esta reserva de la biosfera, patrimonio de la humanidad. Una experiencia única y maravillosa que pocas personas pueden presumir de haberla realizado.

También os ofrecemos la posibilidad de bajar el río durante dos días haciendo noche en el río. Esta opción es para los más aventureros y deseosos de gozar de una auténtica expedición en toda regla, os trasladará a lugares remotos, por su aislamiento y estado de conservación intacto de presencia humana. Tan cerca y a la vez tan lejos. A 1 hora de Valencia Y a 2,30 h. de Madrid. Solicitad más información en www.kalahari@kalahariaventuras.com. Número limitado

Rafting Hoces. Precio 75 € por persona

Expedición 2 días una noche, todo incluido. Precio 200 €

 

Kalahari nació para hacer más feliz nuestra existencia. Corría el año 1995 y decidí crear una empresa de aventuras en mi pueblo. Después de mucho deambular por la vida, sentí que una iniciativa así me haría sentirme realizado. Nadie creyó en mí, ni siquiera mis padres que posteriormente serían de gran apoyo. Tenía que ser algo diferente, algo que no solo sirviera para alimentarme, sino también debería ser un manantial de felicidad para mí y para los demás. Pronto encontré adeptos que me siguieron. Al principio eran clientes que yo les veía alguna cualidad y los invitaba a que se quedaran para aprender el oficio de guía.

Una de las actividades más llamativas con las que empecé, era el puenting. Saltar desde un puente con la precariedad de unas cuerdas y unos arneses hacia que a muchos les diera pavor, pero otros sentían la necesidad de conquistar el reto. Vencer el miedo, diciéndose a sí mismo – ¡Yo puedo!   Durante todo este tiempo ha sido una de mis actividades preferidas. Me lo he pasado francamente bien con la gente que se ponía al borde del abismo. Hace algunos años decidimos ir más allá, e invitar a saltar a la gente “gratis” quien lo hiciera desnuda. En estos últimos años no lo pudimos realizar, pero hoy que todo ha vuelto a la normalidad, volvemos a la carga con retadoras propuestas como esta.

Yo suelo encargarme de poner los arneses a las gentes que aceptan venir. Los chicos y chicas deben de doblegar dos desafíos importantes: el del vértigo, y el del pudor. Cuando llega el momento (me centro en el género masculino) los osados vencen el pudor rápidamente, sin muchos miramientos. Debo decir que sin fijarme exhaustivamente en el tamaño de sus atributos, (soy un profesional) puedo dar fe, que la mayoría obedecen a un tamaño estándar. Al cincharles los arneses comienzo a ver ciertos cambios fisiológicos en ellos. El pene comienza a menguar ostensiblemente, cuando les subo a la plataforma de lanzamiento segundos antes de saltar, la cosa se pone sería y lo que poco antes  era una disminución palpable de sus genitales, aquello comienza a invertirse de un modo retráctil. A la hora de dar la orden de salto prácticamente ha desaparecido entre sus inglés, los testículos se convierten en un par de pequeñas protuberancias apenas perceptibles. En ese precioso momento es cuando aparece “la metamorfosis” convirtiendo su aparato genital en una perfecta vagina, les desaparece el vello corporal y la voz se les torna más aguda. Hasta que al fin oyen, el un, dos, tres, salta.

Y como un ave mitológica vuela rumbo al vacío, acompañándoles un grito o más bien un graznido, hasta notar la firmeza de las cuerdas, que tensas y rígidas hacen pendular de un lado a otro ese ser antropomorfo. Entonces el hombre recobra su poderío natural de macho reproductor de la sabana. Rugiendo de felicidad ante los aplausos del resto de gente que hacen suyos el miedo y la euforia por partes iguales.

Próximo convocatoria el día 23 de abril 2023

Durante 28 años todos los sábados a la noche realizamos el mismo ritual en kalahari. La torra o barbacoa, es el punto de encuentro donde se dirime todas las fatigas del día. Al caer la noche casi religiosamente el fuego prende entre retorcidas cepas. Combustible extraído de los campos de viñas locales, que arrancadas y secadas al albor de los tiempos nos proporcionan las incandescentes brasas para cocinar el proteínico embutido del  pueblo.

Festival de longanizas, morcillas o chorizos, sin descuidar la picosilla GÜEÑA, embutido autóctono de gran éxito (mezcla entre longaniza y chorizo, con personalidad propia) también la panceta, las costillas de cerdo o el pollo al “ras el hanou”. No nos podíamos olvidar de los vegetas que tienen su propia parcela gastronómica a base de verduras de temporada. ¿Y Qué sería de la comida sin la bebida? Aquí lo regamos todo con vino bobal la variedad propia del terreno. Para culminar nuestra pantagruélica experiencia con un té del cual no podemos revelar el secreto de su composición, pero que sin duda otorgará un remate delicioso a la cena.

¿Sí alguien espera sentarse en una mesa a zampar? se equivoca, pues la forma que procedemos es a colocar toda la comida en las mesas centrales y los asientos separados de ella. Utilizamos el pan como plato y no utilizamos cubiertos. Así de informal nos gusta, para que puedas hablar con unos u otros lo que más te apetezca. Creemos que sentarte en una mesa limita demasiado con quien te toca enfrente o a un lado, de esta forma te encuentras libre de poder charlar y compartir la comida con quien quieras, sin formalismos, ni protocolos. Al natural.

Aparte de alimentarnos, la barbacoa en Kalahari es algo más… Es el lugar donde compartimos las aventuras acontecidas del día. No faltan anécdotas o espontáneos que se lanzan a cantar o contar un chiste. El ambiente está garantizado entre todas las personas que decidieron pasar un finde con nosotros. Es el momento más buscado por los guías de las diferentes actividades que realizamos. Donde se interactúa y se confunden guías con clientes y clientes con guías, sin llegar a saber a que grupo perteneces.

Sí la carne del pueblo es la base de la cena, no es menos importante el humor con lo que nos tomamos la vida, creando un efecto contagio siempre dispuestos a echarnos unas buenas risas y a vivir intensamente como nos gusta. Y, como os gusta a vosotros, así nos lo hacéis saber.

Llevo muchos años trabajando de guía de viajes de aventuras, reconozco que me encanta. Esto no es óbice que a veces sea duro, pues son muchos los factores que influyen en el desarrollo de un viaje. Mi objetivo siempre es el mismo: hacerles “el viaje de sus vidas”. Puede parecer pretencioso pero ese debe ser el fin de cualquier guía. Mostrarles lugares exóticos, paisajes inolvidables, compartir momentos con gentes de culturas antagónicas, sentir que donde pisan es territorio indómito.  Considerarse seguros a pesar de rozar los límites. Todo esto y mucho más hay que tener en cuenta en un destino de aventuras. Luego viene el factor humano, lo más delicado. ¿Cómo hacer para que el grupo no se disperse, no se resquebraje en intereses personales por encima del bien común? Son viajes grupales en los cuales se convive mucho y la predisposición al resto es fundamental. En Kalahari ponemos unos filtros que funcionan muy bien. Dejamos claro que no queremos gentes tiquismiquis, tocapelotas, pejigueras o melindrosos. Queda bien claro que esa gente no es bienvenida. Como guía siempre ofreceremos el 200 % y si alguna cosa no se puede realizar por factores externos lo suplimos con creces. El viaje es una nave que en el trascurso de su singladura sucederán anécdotas, vivencias y  espontaneas sorpresas. Estas se deben aprovechar y sacarles jugo. No hay que ceñirse al programa al pie de la letra. Lo importante es que las personas que decidan por estos viajes vean bien empleados sus dineros y  aprovechar el tiempo al máximo, pues suele pasar que los usuarios apenas tienen tiempo de vacaciones y nosotros seremos los que les daremos valor a ese tiempo con experiencias tras experiencias. De hecho por si solos les hubiera costado mucho tiempo hallarlas. Para eso está el guía y su función, él será quien lleve a buen puerto la nave del viaje.

Egipto es un destino muy solicitado y hay muchas formas de visitarlo. Existen los paquetes que te muestran el Egipto que quieren que veas: el amable, confortable, limpio, de resort y crucero. Tan respetable como cualquier otro tipo de turismo, para descansar y ver el histórico Egipto es suficiente. Lo que os proponemos aquí nada tiene que ver, es el Egipto implacable, el de los egipcios, el de la ancestral cultura del Nilo, del desierto, de sus alegres gentes, el  de nubios y beduinos. El de musulmanes y coptos. El de falucas y tablas de paddle. El de agua y sol. El de Osiris e Isis. El de oriente y occidente. Existen muchas formas de visitar Egipto, pero lo que te proponemos sin duda nadie lo hace. Somos exclusivos, algunos han intentado copiarnos, pero no hay manera. Te esperamos en octubre del 2023, grupos reducidos.

Las 12 cosas que debes de saber antes de contratar una actividad de aventura

Suponemos que al contratar una actividad de aventura el riesgo será cero, pero no es así, riesgo existe siempre de lesionarse o accidentarse.  Esto se acentúa cuando contratas los precios más baratos en las ofertas que os plantean de una misma actividad entre un abanico amplio de empresas. ¿Cómo se entiende que varíe los precios tanto sí los gastos, materiales, guías e impuestos son exactamente los mismos?. – ¡Conseguí la mejor oferta del lugar para hacer rafting! ¿Qué significa esto? Que la empresa que ofrece esos precios debe abaratar de algún modo para conseguir los mismos o parecidos beneficios.

Por tan solo unos euros puedes tener una experiencia desagradable o que la recuerdes el resto de tu vida, como aquel día que pusiste tu seguridad y la de los tuyos en manos de un chollo, en una actividad de riesgo.

Os desvelamos como conseguir abaratar una actividad que conlleva ciertos requisitos de seguridad y una compleja estructura. Estas son 12 formas de deteriorar una actividad de riesgo en post de la seguridad.

1 Un guía no formado o sin experiencia suficiente. Estos suelen cobrar bastante menos que un guía profesional a cuya actividad se ha dedicado a formarse y a cultivarse en la materia. A menudo se recurre a becarios, sin conocimientos suficientes, estos no protestan y están dispuestos siempre a cambio de muy poco dinero.

2 Materiales no homologados o de dudosa procedencia (más baratos) a menudo en el rafting se  recurre a balsas chinas que se deshinchan a mitad de camino o no están preparadas para soportar las aguas bravas. Chalecos que ahogan más que salvan o cascos que bailan en las cabezas de los clientes.

3 Guías sin contrato,, otra forma de abaratar es no contratando al guía y pagarle un sueldo en negro para no tener que cotizar y resultarle más barato a la empresa, para poder ser más competitivos.

4 No pagar los impuestos correspondientes, saltarse el IVA y el resto de los impuestos. Si no se paga el IVA se obtiene un 21% más de ingresos para la empresa.

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5 Realizar trabajos extras no correspondientes a la labor de guiar, no solo guiar sino hacer de chofer, fotógrafo, animador, etc relajando los estándares de seguridad. La mayoría de las veces no remunerados.

6  Publicidad engañosa. Mentir en la información que se le da en la web, decir que la actividad dura 2 horas y en realidad dura 1 hora, de esta forma se pueden realizar varios turnos en un mismo día y rentabilizar el trabajo de un guía para la empresa.

7 Cero respeto por el medio ambiente, solo en sus webs verás que cuidan el medio ambiente como el que más y que forma parte de su decálogo, pero solo en el papel, porque no destinan nada de su tiempo a conservar la naturaleza donde recurren a ella para lucrarse. Sin contraprestación alguna al medio que les da de comer.

8 Desaparecer de la escena. Cuando se les busca después de la actividad para reclamar alguna incidencia, no aparecen por ningún lado, los más considerados dicen que no están en esos momentos y los más descarados ni siquiera responden a los teléfonos

9 No encontrar reseñas por ningún lugar para que el cliente no se ahuyente con lo que dicen otros clientes al verse sorprendidos por la baja calidad. Por otro lado se encargan de amortiguar las malas críticas poniendo reseñas falsas sobre valoradas. Para mitigar la negativas y subir la media.

10 Hacer cursos de monitores para conseguir instructores baratos en prácticas mal formados y en tiempo record. Así de esta forma podrán realizar las prácticas en sus empresas a costo cero, con el pretexto de la formación. Con esto se consigue que la persona pague por recibir la formación y a la vez trabaje gratuitamente. Todo beneficio.

11 Empresarios sin escrúpulos que ven oportunidad de negocio sin ningún tipo de cautela sobre el riesgo que están desarrollando sus monitores, Solo ven números fuera sentimientos, precauciones y riesgos. Si vienen borrachos una despedida de soltero, no pueden negarse los guías a no aceptar gente que no se encuentran en sus plenas condiciones físicas ni psíquicas. Estas empresas son cada vez más frecuentes y realmente son muy perjudiciales para el sector, pues les da absolutamente igual todo lo que concierne a la actividad excepto el beneficio.

12 Webs diseñadas para el engaño del usuario. Probablemente sean mejores informáticos que empresarios de actividades. El posicionamiento viene pagado por el ardwords, pero no solo eso, la utilización de fotos  de otros lugares que no reflejan la realidad de la actividad, textos infames donde se valoran sus excelencias, información destinada a crear confusión para que la actividad sea lo que quieras buscar y no lo que realmente te vas a encontrar. Sobre valoración de currículos, falta de actualización, reflejo de actividades que no se hacen que solo sirven para el reclamo. Toda una ficción con el cebo de la super oferta.

 

ATENCIÖN No estamos hablando de empresas piratas, son empresas legalmente constituidas y en ocasiones con muchos años en el mercado, esto último no es una garantía absoluta, pues muchas veces venden la antigüedad como elemento diferenciador pero todos sus guías pueden ser nuevos o gente sin experiencia, y lo decimos nosotros que llevamos 26 años trabajando.

Nota: Realmente no sabríamos aconsejarte como encontrar una empresa fiable, pero nosotros apostaríamos por buscar compañías pequeñas, donde los dueños estén en activo y sean visibles en todo momento, ellos serán la imagen, la veracidad de la empresa y  por supuesto los que den la cara. Sí que desaconsejamos las macro empresas, que funcionan como maquinas sin alma, sin el factor y sentimiento humano tan imprescindible para este trabajo, donde el cliente deposita toda su confianza para realizar una actividad de riesgo. Esto no es una fábrica de embutidos, esto es una exposición al riesgo y sobre todo un acto de fe y confianza con la persona que nos guíe y la empresa que lo respalde.

 

Antonio Robledo ZAPA

 

 

En el mundo de las aguas bravas utilizamos la lectura de rio para interpretar una sección de rio en su descenso. No es más que identificar los diferentes accidentes y movimientos de las aguas para su utilización en la navegación. Cómo reconocer algo que nos puede beneficiar a la hora de buscar el camino correcto, o “línea”, en el argot riachero. La lectura de río es muy importante, ya que lo que vemos en la superficie nos permitirá avanzar o desistir en el intento.  Cuando el paso es imposible de hacer, nos encontramos ante un infranqueable. Ello no deja de ser relativo, pues deja de ser infranqueable cuando viene alguien y lo supera con éxito. Hoy por hoy se están bajando tramos que hace tan solo unos años nos parecían inverosímiles, pero el ser humano es fascinante y su capacidad de superación es cuanto menos asombrosa. La lectura de río se adquiere principalmente a través de la experiencia. Bajar ríos de diferentes gradaciones hacen que el hombre de las aguas blancas posea suficientes registros para poder acatar con solvencia los pasos. Los sustos son las vallas que nos colocan los ríos para superarlas. Saber con conocimiento de causa como retiene un rebufo o la succión de un sifón son situaciones que modelan y configuran a un hombre de río. Todas estas anomalías van a parar al saco del conocimiento.

Durante mi vida como kayakista anteriormente y paddle surfista de río ahora, he tenido miles de situaciones  esperadas y otras inesperadas en los ríos de los cinco continentes.  Una de las ecuaciones más difíciles en las aguas turbulentas es saber diferenciar entre lo que es un rulo y lo que es un rebufo. A priori parece fácil, pero en muchas ocasiones la cosa no está tan clara y, dependiendo de si es una cosa u otra, puede correr riesgo tu vida o al menos puedes llevarte un gran susto.  Este es el mejor indicativo de la experticie del hombre de río, pues a lo largo del ancho mundo he visto gente que aparentaba tener grandes conocimientos, y sin embargo no llegaba a diferenciar el rulo del rebufo. Y es que a veces es tan sutil la diferencia, que puede confundir. En conclusión, la lectura sirve para saber dónde puedes o no puedes meterte, hermano. También puedes intentar convencer a otro y que lo pruebe él, -Metete ahí  bro que no pasa nada, jejeje. Y si sale ya lo intento yo…

Es indudable que el cuerpo humano en ocasiones actúa al margen de nuestro cerebro. Este se encuentra dotado de intervenciones propias en su capacidad de adaptación al medio. Al sumergirnos en el agua durante un tiempo determinado, notamos como la piel de los dedos de nuestras manos sufren unas ligeras ondulaciones como arrugas, perdiendo la tersura que les caracteriza en un medio seco. Este fenómeno se presenta sin conciencia alguna. Estudiosos de la materia aseguran que las yemas de los dedos de manos y pies se vuelven rugosas para generar cierta adherencia en zonas húmedas y resbaladizas. Esta condición nos genera canales de desagüe como el dibujo de los neumáticos a la hora de expulsar el agua y conseguir un mejor agarre en zonas donde podemos resbalar. Como veis el cuerpo es sabio y nos proporciona elementos que probablemente venga de reflejos primitivos en la supervivencia de la especie. A partir de estar 5 minutos sumergidos en el agua aparece esta pequeña metamorfosis en el extremo de nuestras extremidades, (valga la redundancia) también se cree que aparece antes en aguas dulces que en agua salada. Como veis nunca se acaba de aprender y toda información es útil a la hora de bajar ríos y trabajar en el agua, como hacemos en kalahari. Por eso en los barrancos  gatos con guantes, resbalón seguro. Jejejeje. Nos vemos pronto.

Dicen que solo el mar curte al marinero, y como marino de agua dulce que soy no puedo estar más de acuerdo. El río con todas sus variables proporciona toneladas de  anécdotas y situaciones extraordinarias, produce una combinación de circunstancias que no se pueden prever ni evitar, lo inimaginable sucede y nada podemos hacer hasta que se presenta ante nosotros.

Me habían solicitado para impartir un monográfico de río en una empresa amiga en tierras del alto Segura. Durante dos días bajamos en balsa de rafting, kayak y river SUP.  Un poupourri de formas de descender un río fácil ( grado IIº ) para que a los becarios recién salidos de ciclos deportivos motivarlos de alguna forma. Mostrarles  que podía ser una buena y bonita forma de ganarse la vida. Enseguida me di cuenta de quien pintaba maneras y quién no. Formula que me falla muy a menudo y por la cual he aprendido a esperar pacientemente hasta que la evidencia me lo demuestre. El grupo era majo y lo importante: “se les veía ilusionados y ávidos de aprender”. Tengo por costumbre no solo enseñarles técnica de navegación, sino darles seguridad, autorrescate, algo de animación y fundamentos básicos del guíaje de grupos. Aunque dos días no es nada, mi intención y la de mi amigo era sembrarles la semilla de la curiosidad, para que realmente deseen formarse como profesionales del sector de la aventura.

El segundo día repetíamos el tramo, les propuse cambiar de embarcación para que todos probaran de todo. La ruta aunque sencilla gozaba de la belleza de un río mediterráneo, con sus rincones idílicos entre murallas de caliza y bosques aromáticos.

En una de estas, el río andaba plano y con una corriente muy suave, en aguas transparentes con un toque  aturquesado que proporciona el karst, cuando prácticamente a mi lado uno de los chavales se relajó y en los restos de un viejo árbol  que yacía en el cauce semisumergido chocó con la tabla, fue una caída más entre todas las que suelen suceder en el descenso de un río sin más.

El chico me miró y casi sonriendo me dijo: – Se me ha quedado enganchado el pie. Al segundo me di cuenta de la gravedad del asunto, aunque el río no revestía ningún peligro aparente. Me di cuenta de que era un empotramiento, o pie atorado  y si bien no daba sensación de peligro podía haberlo. Paré a todo el mundo y sacamos cuerdas para tirar desde arriba.

Se le había enganchado los cordones de la zapatilla en una rama del tronco sumergido, le dijimos que intentara quitarse la zapatilla, pero no podía por la fuerza de la corriente que a pesar de ser poca le impedía soltarse el zapato del pie, estaba atrapado, conforme pasaba el tiempo el chico, que afortunadamente era fuerte, empezó a agobiarse, intentamos tirar con la cuerda desde arriba pero no resultaba eficaz, tampoco el sitio donde estábamos nos facilitaba la maniobra. Hasta que soltó un agónico  – Por favor podéis cortarme los cordones. Entonces realizamos una cadena humana y un chico se sumergió  con la navaja y pudo cortar los cordones liberándolo. El chico nos confesó que no sabía si estaba cortándoles los cordones o directamente el pie. Lo cierto es que si no hubiéramos estado ahí, el chico probablemente hubiera muerto ahogado en el lugar más insospechado de un apacible río.

Esta situación nos proporcionó una visión realista de lo que es un río, donde nunca hay que bajar la guardia y donde el tramo más sencillo puede convertirse en una pesadilla sí lo infravaloramos o menospreciamos. Fue muy didáctico y ejemplarizante, hasta para mí. El río nos pone a cada uno en su sitio una vez más.

Cuando alguien me pregunta ¿esto es peligroso? La respuesta es una pregunta ¿tú sabes de alguna actividad o acción en esta vida que no conlleve peligro? Y es que el peligro cero, no existe. Se puede intentar minimizar el riesgo o incluso a visitar  un parque temático donde te garantizan la seguridad, pero todo lo que entrañe naturaleza, ríos, montañas, barrancos, posee un factor de riesgo incontrolado que toda persona debe asumir,  si no es así lo mejor es que se quede en casita en el sofá, sin descontar un posible infarto cuando a tu equipo le metan un gol en el último minuto.

Enseñanzas: Si bien no descartamos las zapatillas o botas con cordones para bajar un río, debemos ser conscientes de que hay una posibilidad, por ínfima que sea, donde podamos sufrir un enganche de nuestros cordones. Desde esa experiencia he decidido comprarme unos escarpines con una buena suela y una cremallera lateral, como el modelo abotincaz sin cordones de la compañía vasca seland. De todo se aprende y todo nos enseña, Nos vemos en el río, compañero/a.

Antonio Robledo ZAPA

Kalahari aventuras.

 

Habían cometido la mayor estupidez que hasta la fecha de hoy había visto en un río.

Corría el mes de Noviembre y nos aproximábamos al frio, debido también a  la pandemia que sufríamos, (año 2020) no pudimos facturar un solo euro en ese mes. Cuando de repente sonó el teléfono.

– Hola queríamos contratar una actividad de river SUP para 7 personas para mañana.

–Mañana va a hacer mucho frío dan 5 grados y 35 km. Hora de viento. La sensación térmica. Me interrumpió.

– No importa estamos acostumbrados, pero queríamos alquilar las tablas sin contratar un guía.

– Mira nosotros… volvió a interrumpirme-  ya conocemos la actividad bajamos unas cuantas  veces  y  tenemos experiencia, somos amigos de “fulanito”.

-“fulanito” es un amigo mio muy curtido en aventuras de todo tipo.

– Somos barranquistas, escaladores y surferos.

La verdad es que con ese panorama, no me apetecía, para nada, bajar el río, el tramo elegido por ellos es bastante fácil y es el más concurrido del Cabriel. Aunque no me gusta alquilar el material, dude un poco, pero al final accedí. “maldito parné”

Al día siguiente llegaron a la base de kalahari y les pinté el día un poco mal. Les dije: sí querían  bajar otro día que hiciera bueno, pero no, estaban decididos. – Sois conscientes que si os saltáis el desembarque corréis peligro de muerte por hipotermia. Si, si,  no te preocupes,  lo tenemos controlado. De esa frase tenía que haber sospechado.

Cargamos el material en sus vehículos y les facilité unos chubasqueros cortavientos, que no estaban incluidos.

Puedes indicarnos en el móvil el recorrido, -¡Uy! ¿Pero no habías bajado ya?, -si era un tramo de más arriba. Bueno me tranquilizó pues el tramo de arriba es el tramo fuerte.

-Mirad yo os voy a dar un mapa, donde lo tenéis todo bien explicado. –No, preferimos el GPS.

– Ya, aun así llevároslo. Me mostraron el teléfono donde aparecía el río y les indique el punto de embarque y de desembarque.  – Pero no me fio, llevaros el mapa, os lo regalo.

-Recordad que el día dura poco, a las  5 debéis haber acabado.

No fueron pocas las advertencias que les di, aun así no fueron suficientes

A las 17, 45 recibo una llamada, pensé que venían a devolverme el material.

– Zapa, estamos en un pueblo que se llama Cilanco, ¿puedes venir a por nosotros?

– ¡Cojones! Fue mi primera expresión. -¿Qué hacéis ahí? si estáis  a 30 km. Más abajo de donde deberíais estar.

– No encontramos la salida, habíamos tomado de referencia una roca cuadrada en el desembarque y no la hemos encontrado. Menos mal que hemos visto un señor y le hemos preguntado y nos ha llevado a su casa, donde ha encendido un fuego, estábamos helados.

– No lo entiendo, habéis pasado incluso por una población Villatoya y no os habéis dado cuenta.  Pues buscaros la vida, ya os advertí. Menos mal que habéis encontrado a esa persona sino os metéis en la noche y la siguiente población está a más de 15 km, hubierais muerto de hipotermia seguro.

– ¿Puedes venir a por nosotros? – Que os lleve ese señor a por vuestro coche, yo tengo cosas que hacer. – Es que a este señor le falta una pierna y conduce a duras penas.

– ¡Coño!Bueno iré, pero os voy a cobrar el rescate y además tengo que pasar a otra de región, (Castilla-la mancha) tendré que saltarme el confinamiento perimetral.

– Si lo que haga falta.

No daba crédito, como se podían haber saltado el desembarque con lo que les insistí en ello. Llegué al tiempo y allí estaban todos alrededor de la estufa en traje de neopreno. Calentándose a costa del hombre, al que le faltaba una pierna.

-Pues menos mal que me han visto sino se hubieran metido en un gran lio, se expresaba el hombre, en su humilde casa.  – Ni que lo diga se les ha aparecido un Ángel.- Cojo, matizo él.  Algunas de las chicas estaban indignadas con el chico organizador y voz cantante, ahora era todo reclamaciones y reproches, cuando hacía unas horas presumían de gente curtida y sobrada.

A la vuelta hacia sus coches  les pregunté donde habían dejado el coche. Ellos me decían que había como una nave pintada de blanco. No me sonaba que en el desembarque hubiera nada. No me cuadraba. Al rato de pensar y pensar mientras conducía imaginé lo que había pasado, y así fue.

Los muy…pijos por llamarles de alguna forma, habían cometido la mayor estupidez que hasta la fecha de hoy había visto en un río. Siguiendo el GPS habían ido al desembarque, creyendo que era el lugar donde se embarcaba. Se habían cambiado, puesto los neoprenos y subieron el coche con la ropa seca, dejando el vehículo en el lugar donde se embarca habitualmente, pensando que allí se  acababa el tramo. Se  fijaron en una piedra cuadrada y volvieron al principio, que en realidad era el final. Habían conseguido hacer el transbordo al revés, con razón no encontraban la piedra cuadrada pues esta se encontraba aguas arriba donde jamás llegarían nunca. Estas son las cosas que pasan por no escuchar y fiarse más en la pantalla de un móvil que en las cosas que le dicen a uno. En un móvil no ves la dirección de las aguas del río. Tampoco ellos se habían dado cuenta de que el camino subía hacia arriba en contra de la dirección de la corriente. Si hubieran utilizado el método analógico de toda la vida. El mapa que les había proporcionado, no hubieran cometido ese error que casi les podía haber costado la vida y que gracias al cojo la habían salvado in extremis.

Pues ni me pagaron el rescate, ni me lo agradecieron y para más inri me perdieron un chaleco, dos chubasqueros y unos escarpines viejos. MORALEJA no volver a alquilar material a sobrados en la materia, pues dime de que presumes y te diré de que careces. Lo que más me fastidia  de su actitud es que ni siquiera fueron conscientes del peligro que habían corrido, ni la suerte que habían tenido, encontrando a ese hombre al que quizás y después de verles actuar, si hubiera sido al revés, no hubieran ayudado. Demostraron ser unos niñatos, ingratos y mal criados.

Un aprendizaje más santo Tomás.

 

 

Dejémoslo bien claro, no vendemos riesgo, vendemos aventura y como su propio nombre indica es una acción o un deporte de resultado incierto. Mostramos la naturaleza sin domesticar, tal y como es. Para ello nos servimos de embarcaciones, arneses o cuerdas. Si alguien pretende que le garanticemos la seguridad total, le respondemos: Que simplemente eso no existe en ninguna faceta de la vida, ¿cómo la vamos a ofrecer nosotros?. Las actividades o aventuras que ofrecen las empresas de turismo activo, y que algunos por darle enjundia les llaman malamente deportes de riesgo, (como si los otros deportes carecieran de riesgo alguno). Un simple partido de fútbol de solteros contra casados genera diez veces más de lesiones que nuestros deportes de aventura. Recientemente ha habido un fallecido practicando rafting en Montanejos (río Mijares, Castellón) los medios de comunicación se han encargado de difundirlo como si nunca hubiera habido un fallecido practicando deporte.  Al parecer el pobre hombre murió de un ataque cardíaco, algo imposible de detectar previamente. A cualquiera que trabajamos en este maravilloso oficio de guía nos podría haber pasado, aun teniendo la mayor experiencia y conocimientos sobre el medio, nadie queda exento de un incidente de tal calibre. Esos mismos medios de comunicación no resaltan la cantidad de fallecidos, por diferentes causas, que producen los deportes convencionales. En comparación con los deportes de aventura no hay parangón. El guía  es el primero en extremar el cuidado de sus clientes, sin eximirse de la dificultad que ofrece el paso o el lugar en sí.  Los consumidores de estos deportes son conscientes de que también deben de poner la atención sobre lo que están haciendo y actuar en precaución, porque saben que hay un factor que no depende del guía, ni de las herramientas que utiliza, sino de la propia naturaleza cambiante y caprichosa. Por eso y porque las estadísticas nos lo confirman practicar deportes de aventura es menos lesivo que el fútbol.» Con todos nuestros respetos al fútbol y sus practicantes».

 

El rafting o balsa neumática se ha convertido desde hace años en la actividad de río más solicitada. Su tamaño, su flotabilidad y estabilidad ha hecho que todo el mundo pueda gozar de un descenso por un río de aguas blancas.

No importa la edad, ni la condición física, esta embarcación realiza el sueño de cualquier persona.