En el mundo de las aguas bravas utilizamos la lectura de rio para interpretar una sección de rio en su descenso. No es más que identificar los diferentes accidentes y movimientos de las aguas para su utilización en la navegación. Cómo reconocer algo que nos puede beneficiar a la hora de buscar el camino correcto, o “línea”, en el argot riachero. La lectura de río es muy importante, ya que lo que vemos en la superficie nos permitirá avanzar o desistir en el intento.  Cuando el paso es imposible de hacer, nos encontramos ante un infranqueable. Ello no deja de ser relativo, pues deja de ser infranqueable cuando viene alguien y lo supera con éxito. Hoy por hoy se están bajando tramos que hace tan solo unos años nos parecían inverosímiles, pero el ser humano es fascinante y su capacidad de superación es cuanto menos asombrosa. La lectura de río se adquiere principalmente a través de la experiencia. Bajar ríos de diferentes gradaciones hacen que el hombre de las aguas blancas posea suficientes registros para poder acatar con solvencia los pasos. Los sustos son las vallas que nos colocan los ríos para superarlas. Saber con conocimiento de causa como retiene un rebufo o la succión de un sifón son situaciones que modelan y configuran a un hombre de río. Todas estas anomalías van a parar al saco del conocimiento.

Durante mi vida como kayakista anteriormente y paddle surfista de río ahora, he tenido miles de situaciones  esperadas y otras inesperadas en los ríos de los cinco continentes.  Una de las ecuaciones más difíciles en las aguas turbulentas es saber diferenciar entre lo que es un rulo y lo que es un rebufo. A priori parece fácil, pero en muchas ocasiones la cosa no está tan clara y, dependiendo de si es una cosa u otra, puede correr riesgo tu vida o al menos puedes llevarte un gran susto.  Este es el mejor indicativo de la experticie del hombre de río, pues a lo largo del ancho mundo he visto gente que aparentaba tener grandes conocimientos, y sin embargo no llegaba a diferenciar el rulo del rebufo. Y es que a veces es tan sutil la diferencia, que puede confundir. En conclusión, la lectura sirve para saber dónde puedes o no puedes meterte, hermano. También puedes intentar convencer a otro y que lo pruebe él, -Metete ahí  bro que no pasa nada, jejeje. Y si sale ya lo intento yo…

En Kalahari siempre hemos tenido claro el oficio de guía y hemos valorado la dignidad que se merece este trabajo. Como empresario, pero más como guía, he puesto en valor a este noble oficio en toda su dimensión. La primera razón es que el guía es el responsable del éxito o fracaso de una actividad, pero esta siempre debe estar respaldada por la empresa en todos sus ámbitos. Empresa y guía, a ambos les interesa que el cliente se vaya lo más satisfecho posible y que sienta que ha invertido bien su dinero al contratar sus servicios. Desde hace algún tiempo han florecido empresas de dudosa vocación, empresas que no se gestan en la idea romántica de poder vivir de lo que a uno le apasiona. Son negocios que surgen ante la oportunidad de conseguir rápidos y suculentos beneficios, basado en la cantidad y no la calidad de las experiencias contratadas. Los guías se ven sometidos a la facturación y no tanto a la satisfacción del cliente. Con tal presión es difícil conseguir el anhelo de un guía, que es transmitir su sapiencia y conocimientos sin estar sometidos al reloj o al grupo que viene detrás.  Cuando este oficio requiere de un tiempo, de una complicidad y una empatía con el usuario.

Los guías suelen ser librepensadores, gentes que ponen su entrega en todo lo que hacen, porque han elegido esa forma de vida, donde su estética no es juzgada, como en otros trabajos. El buen guía tendrá una formación constante, pues esto no acaba en un título, aquí domina la pasión y probablemente seguirá practicando en su tiempo libre en otros ríos, montañas, mares o países. El guía siempre antepondrá su tiempo y su afición, al dinero porque el dinero si bien es imprescindible, pasa a un segundo lugar. Lo primero es la gestión de su propia felicidad, del encuentro con uno mismo, de sentirse privilegiado y no comulgar con el sistema que no les complace, eso tiene un precio y ese costo es la ausencia de confort en post de un sueño de libertad suprema.

Zapa Toni

1 Disfrute en el trabajo. Este oficio no tiene sentido si no se divierte uno mismo. El guía difícilmente podrá transmitir ilusión si no comparte entusiasmo por lo que hace y convierte su trabajo en algo rutinario.