Llevo muchos años trabajando de guía de viajes de aventuras, reconozco que me encanta. Esto no es óbice que a veces sea duro, pues son muchos los factores que influyen en el desarrollo de un viaje. Mi objetivo siempre es el mismo: hacerles “el viaje de sus vidas”. Puede parecer pretencioso pero ese debe ser el fin de cualquier guía. Mostrarles lugares exóticos, paisajes inolvidables, compartir momentos con gentes de culturas antagónicas, sentir que donde pisan es territorio indómito.  Considerarse seguros a pesar de rozar los límites. Todo esto y mucho más hay que tener en cuenta en un destino de aventuras. Luego viene el factor humano, lo más delicado. ¿Cómo hacer para que el grupo no se disperse, no se resquebraje en intereses personales por encima del bien común? Son viajes grupales en los cuales se convive mucho y la predisposición al resto es fundamental. En Kalahari ponemos unos filtros que funcionan muy bien. Dejamos claro que no queremos gentes tiquismiquis, tocapelotas, pejigueras o melindrosos. Queda bien claro que esa gente no es bienvenida. Como guía siempre ofreceremos el 200 % y si alguna cosa no se puede realizar por factores externos lo suplimos con creces. El viaje es una nave que en el trascurso de su singladura sucederán anécdotas, vivencias y  espontaneas sorpresas. Estas se deben aprovechar y sacarles jugo. No hay que ceñirse al programa al pie de la letra. Lo importante es que las personas que decidan por estos viajes vean bien empleados sus dineros y  aprovechar el tiempo al máximo, pues suele pasar que los usuarios apenas tienen tiempo de vacaciones y nosotros seremos los que les daremos valor a ese tiempo con experiencias tras experiencias. De hecho por si solos les hubiera costado mucho tiempo hallarlas. Para eso está el guía y su función, él será quien lleve a buen puerto la nave del viaje.

Egipto es un destino muy solicitado y hay muchas formas de visitarlo. Existen los paquetes que te muestran el Egipto que quieren que veas: el amable, confortable, limpio, de resort y crucero. Tan respetable como cualquier otro tipo de turismo, para descansar y ver el histórico Egipto es suficiente. Lo que os proponemos aquí nada tiene que ver, es el Egipto implacable, el de los egipcios, el de la ancestral cultura del Nilo, del desierto, de sus alegres gentes, el  de nubios y beduinos. El de musulmanes y coptos. El de falucas y tablas de paddle. El de agua y sol. El de Osiris e Isis. El de oriente y occidente. Existen muchas formas de visitar Egipto, pero lo que te proponemos sin duda nadie lo hace. Somos exclusivos, algunos han intentado copiarnos, pero no hay manera. Te esperamos en octubre del 2023, grupos reducidos.

Siempre intenté darle un sentido a mis viajes, sin duda este ha sido uno de los viajes más peculiares que he realizado en mi vida. Se ha compuesto de tres partes bien diferenciadas. La primera fue de exploración, la segunda de trabajo y la tercera un viaje interior.  Han sido tres viajes encadenados a lugares sumamente dispares. El primero fue motivado por la exploración de un río en la AMAZONÍA donde pude disfrutar de lo que más me gusta: explorar. Fuimos  acompañados de una etnia que vive en el interior de la región amazónica en Ecuador,. Volamos en avioneta desde Puyo hacia el interior de la jungla, donde habitan los SAPARA, Esta comunidad que apenas perviven 500 miembros, habitan en diferentes puntos de la frondosa selva comprendida entre los ríos Napo y Pastaza. Descendí junto con un grupo de unas 8 personas por el río Pingoyaku, lo bajé en mi tabla, mientras el resto navegaba en kayucos dirigidos por los miembros de esta tribu. La noche de antes hubo una lluvia torrencial que hizo crecer el río, convirtiendo sus meandros en peligrosas trampas sino se preveían con presta  antelación. Los numerosos árboles caídos sobre el cauce hacían bonito y a la vez temeraria su navegación, había tramos que transcurrían en auténticos jardines botánicos. Los Sapara cazaron y recolectaron comida de la cual nos alimentamos durante esos días, desde lagartos (cocodrilos) hasta gusanos de palma (ochantacuros) así como numerosas y variadas frutas de la jungla que nos albergaba. Fue una experiencia muy bonita y enriquecedora.

Volé a España donde tuve tiempo de lavar mi ropa y tomar un viaje a Asuan (Egipto) Aquí me dediqué a dirigir un descenso por el río Nilo en tablas acompañados de falucas (antiguos barcos a vela) donde, dormíamos y nos alimentamos durante los 4 días de singladura.  Tuvimos algunos días vientos potentes que nos dificultaron su descenso, pero al final disfrutamos del enigmático río que nos lleva en su lento transcurrir hacia tierras del norte. Llegamos hasta la ciudad de ko Ombo encontrándonos con los primeros yacimientos de la ancestral cultura de los faraones, Ahí dejé el grupo que lideré en cuestiones técnicas de la navegación erguida. Stand Up Paddle, lo que viene a llamarse SUP o paddle surf. El grupo se quedó en manos de Irati de ojo de nómada. A partir de ahí empezó lo que fue mi viaje interior y que mejor escenario que un oasis en la ciudad perdida de SIWA, cerca de la frontera con libia, antes a su paso me encontré con la mítica ciudad de Alejandría, donde busqué inspiración para la creación de una novela en la cual me he aventurado a escribir. EL HIJO DEL ZAHORÍ. Pasé diez días entre letras y palmeras. Apenas visité lugares, la gestación me tuvo imbuido en las recreaciones de personajes y situaciones solo soñadas en mi interior, fue mi primer encuentro con la ficción. Ha sido fascinante poder plasmar situaciones que solo mi imaginación me proporcionaba, fue un viaje más, sin sufrir las inclemencias de la intemperie en la aventura física. Mis escritos siempre fueron realistas de situaciones vividas o sentidas, esta vez no tuve que padecer, solo hilar mediante palabras lo que mi mente era capaz de crear. Ahora regreso al lugar donde transcurre mi vida, a mi tierra natal donde me espera lo que más quiero y anhelo.

Mi mochila viene vaciada de contenido y repleta de reflexiones, dispuesta a emplear todo lo aprendido para conseguir hacer más feliz el mundo que me rodea. Insalah (ojalá) pueda al menos transmitiros lo visto por mis ojos, sin ánimo de cambiar el cosmos, simplemente entender y aceptar la libertad que os conceden vuestros pensamientos.

Antonio Robledo ZAPA